Todos tenemos una vocación

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Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el 5° domingo durante el año [4 de febrero de 2018]
Estamos transitando el tiempo ordinario o común. El texto de este domingo (Mc 1, 29-39) nos muestra al Señor ejerciendo su misión habitual con su Palabra y con sus gestos: «Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo…, le dijeron: “todos te andan buscando”. Él les respondió: “vayamos a otra parte, a predicar en las poblaciones vecinas”» (37-39).
Al iniciar el año es importante que todos los bautizados entendamos la necesidad de vivir nuestra vocación y misión. «Vocación» significa llamado de Dios. Nuestro tiempo, que se caracteriza por acentuar el secularismo, o sea una sociedad sin Dios, tiene dificultad para comprender la vida desde la vocación, desde la misión que Dios nos encomienda a cada uno.
Es cierto que cuando hablamos de vocación, en general entendemos casi exclusivamente que se trata del llamado al sacerdocio o a la vida consagrada, pero en realidad todos tenemos una vocación. Lamentablemente la vida contemporánea, entre tantas dificultades y circunstancias, lleva muchas veces a trabajar o estudiar solo pensando en una salida laboral o bien, dados los contextos, simplemente «en lo que se pueda», sin tener suficientemente en cuenta las capacidades personales. Es triste encontrarse con profesionales o dirigentes sociales, docentes, abogados, políticos, sindicalistas…, que ejercen una tarea o función sin tener ninguna vocación que los mueva. Cuando pasa esto, ellos mismos terminan no siendo felices con lo que hacen o muchas veces lo hacen mal o solo buscan rédito económico, o bien obtener alguna forma de poder o, peor aún, no sirven a los demás, sino que se sirven de lo que hacen solo para su propio beneficio. La vocación específica de cada uno, cuando se orienta al servicio, nos plenifica. Los cristianos entendemos que la vocación es un llamado de Dios, e implica siempre una misión. Toda tarea hecha con vocación debe servir al bien común. Hoy más que nunca necesitamos gente con vocación y con la comprensión de que cada vida está cargada de sentido y tiene razón de ser.
Entre las diversas vocaciones, desde ya que debemos interesarnos por las vocaciones sacerdotales, especialmente considerando la necesidad que hay de más sacerdotes en nuestras comunidades. El mismo Señor nos invitó a orar por esto, ya que los obreros son pocos y la mies o el trabajo es mucho. En este sentido debemos agradecer a Dios el camino que vamos realizando con nuestro Seminario «Santo Cura de Ars». En estos días nuestros seminaristas iniciarán una Misión en la parroquia «Santa Rosa de Lima» de Bonpland, y dos de ellos durante febrero están realizando el mes de ejercicios ignacianos en el Monasterio en San Isidro, en el tiempo inicial de la etapa teológica en su formación. El próximo sábado 24 de febrero celebraremos la Misa de inicio del año a las 20 horas, en nuestro Seminario. Allí ingresarán varios jóvenes que se incorporan al camino de formación sacerdotal provenientes de las distintas diócesis de la provincia. Además de la diócesis de Posadas y Oberá, a partir de este año se sumarán también jóvenes de la hermana diócesis de Iguazú. Este año tres seminaristas estarán cursando el cuarto año de teología, completando de esta manera todas las etapas de formación, y con la esperanza de contar próximamente con nuevos sacerdotes. Conocemos el cariño y cercanía de nuestra gente por las vocaciones y los seminaristas. Este es uno de los temas claves en orden al futuro de la evangelización. La oración y las diversas maneras de colaboración serán indispensables para implementar estos propósitos pastorales.
Al finalizar, quiero agradecer todo lo vivido desde distintas pastorales durante el mes de enero. El compromiso de distintos grupos misioneros de jóvenes y adultos. Muchos de ellos han venido de otras diócesis, otros, desde nuestras parroquias. Son un ejemplo y nos hacen bien, alentándonos en la esperanza. Se llevaron a cabo también varios campamentos para jóvenes, sobre todo el de la Renovación Carismática en san José, en el colegio Pascual Gentilini, y el campamento de la pastoral de juventud de la diócesis realizado en santa Inés. Fueron cientos de jóvenes que participaron y a quienes tuve la gracia de visitar agradeciéndoles el trabajo que realizan durante el año en las parroquias y movimientos eclesiales.
Desde ya que pedimos a Dios que nos animemos en este año a profundizar en nuestra vocación y misión.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

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