Revertir tendencias

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Los entornos en la mayoría de los casos son volátiles, por lo que revertir las tendencias adversas son indispensables para generar las condiciones o ambientes que demandan los diferentes actores económicos para que las planificaciones de sus ingresos y egresos, de acuerdo a las proyecciones del nivel de actividad económica nacional, regional o provincial que inciden directa e indirectamente en su actividad particular, no adopten una postura conservadora escatimando erogaciones o planes de inversión que atentan contra la evolución del producto bruto interno.
El último dato publicado por la Universidad Torcuato Di Tela sobre el Índice de Confianza del Consumidor refleja una baja del 8,5 % con respecto a marzo y una caída interanual del 13,2 % con respecto al mismo mes del año pasado, lo que determina una tendencia decreciente desde noviembre de 2017 sobre las perspectivas de los consumidores en cuanto a la situación económica personal, de la macroeconomía nacional, como también, para la adquisición de bienes durables e inmuebles, siendo éste dato negativo en cuanto a las proyecciones del consumo.

Las erogaciones de las familias (consumo privado) son el componente del producto bruto interno de mayor envergadura representando en el 2017 el 73,30 % del total de ventas de bienes y servicios finales en Argentina, es decir, casi tres cuartos de lo que se comercializa a nivel nacional, donde su comportamiento depende del ingreso (renta) disponible, que surge al deducir del ingreso total los impuestos y adicionar las transferencias del Estado, pero éste agregado económico no solo depende de factores actuales, sino también de las perspectivas a futuro de la situación económica nacional y la particular medida a través del Índice de Confianza del Consumidor, porque si el pensamiento de los padres de familia es que su situación económica personal se va a perjudicar, tendrán a incrementar sus ahorros resignando sus consumos (compras) para tratar de resguardarse de lo que potencialmente les sucederá generando que los comercios vendan menos bienes y servicios.

En cuanto al ingreso disponible que influye positivamente en el consumo, las modificaciones en el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y la recuperación del poder adquisitivo en el año 2017 determinaron que el crecimiento sea del 3,55 % en el año pasado con respecto al 2016, resultando superior a la evolución del nivel del ingreso de la economía argentina (PBI) amparado por el aumento del 0,69 % en el índice de confianza del consumidor a pesar de la tendencia decreciente en los últimos meses del año pasado.

En el gráfico precedente se observa que hubo un incremento del salario real en el año 2017 conforme a los datos publicados por el INDEC, producto de que el incremento del salario promedio nominal en argentina fue del 27,5 % y la inflación del 24,8 %, que se traduce en un aumento del salario real del 2,16 %.
¿Cómo viene el 2018?
La variación interanual de febrero de 2018 con respecto al mismo mes del año anterior (último dato publicado) refleja que el salario nominal en promedio se incrementó un 26,31 %, en tanto que la inflación fue del 25,44 %, es decir, el salario real de las familias a priori tiene un mayor poder adquisitivo en un 0,69 % comparando dichos periodos, pero la inflación proyectada no arroja datos alentadores en cuanto al cumplimiento de la meta, con expectativas inflacionarias del +25 % en abril de 2018 según la Universidad Torcuato Di Tella y la probable disparada del dólar por el contexto internacional que implicó un salto exponencial en la tasa de interés del Banco Central adicionando 300 puntos básicos llegando a una tasa de interés del 30,25 % para evitar la mini corrida cambiaria mediante intervenciones vendiendo dólares en menos de 2 meses por más de 6.700 millones.
Está claro que los incrementos de los precios en las tarifas readecuó la estructura de los gastos de los consumidores incrementando la participación en tales erogaciones sobre el total, que implica resignar otros conceptos que afectan a la demanda agregada, como también la capacidad de ahorro de los estratos sociales más altos que repercuten en menores recursos que pueden ser destinados a financiar o apalancar determinados proyectos productivos.
La cuestión relevante en este contexto, es en primera medida revertir la tendencia negativa en cuanto a las perspectivas económicas a corto plazo de las familias siendo un dato positivo el incremento del estimador mensual de la actividad económica en un 5,1 % en febrero/18 con respecto al mismo mes del año anterior, proyectándose para este un crecimiento real del PBI cercano al 2,5 %, en tanto que, con respecto al ingreso disponible real se deberá adoptar medidas que reflejen una tendencia a la desaceleración de la inflación a partir de mayo, a fin de evitar que la variación de precios no logre estar en niveles muy distantes de la meta para impedir que determinados sectores laborales con menor poder de negociación pierdan poder adquisitivo tal como se observó en el 2016.

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