¿Pueden los alimentos complicar la política antiinflacionaria?

Compartí esta noticia !

Escriben Juan Manuel Garzón y Federico Wyss, fundación Mediterránea. Esta columna analiza lo que está sucediendo con los precios minoristas de los alimentos en los últimos meses.1 El tema interesa no sólo porque la inflación es un problema aún pendiente de resolución en Argentina, sino también porque sus efectos pueden ser aún más dañinos en términos sociales si los precios que más suben son los de productos básicos, de aquellos bienes que tienen una mayor incidencia en los presupuestos de los hogares más humildes, como es el caso de los alimentos.
En el primer trimestre del año se observó una aceleración importante en el ritmo de suba de todos los precios de la economía, incluyendo la denominada inflación “núcleo” y la canasta básica de alimentos.
Hacia fines de 2017 los precios que más monitorea al gobierno, los de aquellos productos que no están vinculados a servicios regulados y que no presentan estacionalidad marcada a lo largo del año, venían creciendo a una tasa mensual de entre 1,1% y 1,4% promedio (últimos tres meses) considerando tres índices de precios de referencia (IPC CABA, IPC Córdoba e IPC INDEC Nacional).

En el primer trimestre de 2018 la inflación núcleo había escalado ubicándose en un rango de entre 1,9% y 2,2% mensual. Algo parecido sucedería con los precios de los alimentos, que en este periodo crecían a tasas de entre 2,0% y 2,3% mensual3 , no sólo más altas que las que traían, sino que además levemente superiores a las del conjunto de productos antes referido.
Que los precios de los alimentos se hayan adelantado a otros precios de la economía es un fenómeno que no ha sido frecuente particularmente en el último año y medio (segundo semestre 2016 y 2017). En efecto, si se repara en lo sucedido con los precios en Ciudad de Buenos Aires (IPC CABA) o en la provincia de Córdoba (IPC Córdoba) se encuentra que en general los precios de los alimentos han crecido por debajo de la tasa general de inflación y de la tasa de inflación núcleo. 
Por caso, la inflación núcleo promedió el 1,8% mensual en CABA y el 1,6% mensual en Córdoba durante 2017, mientras que la inflación de la canasta de alimentos fue del 1,6% y el 1,5% respectivamente, es decir, menor en ambos casos. En lo que va del 2018 la situación se ha invertido en Córdoba, alimentos creciendo al 2,3% mensual (primer trimestre) y núcleo al 1,9%, mientras que se ha nivelado en CABA (2,0% en ambos grupos de productos).

¿A qué se debe y qué implica esta aceleración en los precios de los alimentos?
La principal hipótesis para explicar la escalada en los alimentos es el comportamiento del precio del dólar en el período bajo análisis. Debe recordarse que el tipo de cambio subió un 16% entre noviembre del año pasado y marzo de este año.
Y si bien el BCRA ha logrado disminuir la correlación entre la evolución de la divisa y la del nivel general de precios, en ciertos segmentos de productos (aquellos que se exportan o importan, como los alimentos), esta disociación se hace casi imposible por el arbitraje permanente que existe entre ventas domésticas y ventas externas.
Tomando como referencia los períodos de julio 2013-noviembre 2015 y diciembre 2015 – marzo 2018 (ambos de 28 meses), se observa que en ambos los precios de los alimentos (IPC CABA) tienen una alta correlación con el tipo de cambio, más alta por caso que la inflación núcleo. También puede apreciarse que en el segundo período la correlación entre variaciones del dólar y los precios se reduce en todos los grupos de productos, fundamentalmente en el nivel general. 
El “puente más ancho” que vincula precios de alimentos con tipo de cambio fue un elemento a favor de la política anti inflacionaria del BCRA cuando el precio del dólar estaba, por distintos motivos, creciendo poco en términos relativos. Por caso en abril del 2017 el dólar crecía al 7% interanual cuando precios núcleo y alimentos lo hacían a tasas superiores al 20%.
En el contexto actual, donde hay más presiones a la suba en el tipo de cambio (efecto de la sequía sobre los agro dólares, suba de tasas de interés en Estados Unidos, impuesto a la renta financiera de extranjeros, “desencuentros” entre el BCRA y el Poder Ejecutivo en materia de política monetaria), dónde hay menos margen para mantener rezagado al tipo de cambio, la posibilidad de que los precios de los alimentos operen como un ancla del nivel general o al menos en forma neutral luce más remota.
Finalmente, resulta interesante analizar lo que viene sucediendo en los distintos grupos de alimentos, a los efectos de identificar fenómenos particulares o específicos.
Utilizando como referencia los tres índices de precios ya mencionados (IPC GBA INDEC, IPC CABA e IPC Córdoba), se observa que mientras los precios de los alimentos subían en promedio entre un 6% y 7% entre diciembre 2017 y marzo de 2018 en las tres mediciones, los precios de algunas categorías de productos lo hacían a un ritmo mucho mayor y lo contrario sucedía en otras.
Por caso, tres grupos relevantes, frutas, carnes y panificados, subieron por encima del promedio, mientras que otros cuatro, hortalizas, lácteos / huevos, aceites, azúcar / dulces, por debajo de la media (con excepción de los lácteos en Córdoba, cuyos precios muestran una variación de +10%).
Vale comentar dos casos en particular. En primer lugar, el de las frutas, quizás el que más llame la atención, considerando que sus precios crecieron a tasas de entre 14% y 17% en el primer trimestre, que duplican a las de toda la canasta de alimentos. Una hipótesis para explicar esta aceleración en los precios de las frutas es el importante incremento que se produjo en las exportaciones de casi todas ellas en el primer trimestre de 2018 (limones, peras, manzanas, etc.); un contexto de mayor escasez relativa de producto en el mercado interno puede haber disparado las cotizaciones.

Te puede Interesar  Misiones confirmó 269 casos positivos de dengue y cerca de 8 mil sospechosos

About The Author

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin