Los números de YPF que preocupan a Alberto Fernández

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Un informe de EconoJournal a cargo de Nicolás Gandini muestra un informe de gestión de YPF elaborado por asesores del Frente de Todos. Los datos más salientes de ese documento crítico de la administración que llevó adelante Miguel Gutiérrez. Y el descargo de la conducción actual de la petrolera.

A poco más de 20 días para las elecciones presidenciales, puertas adentro del Frente de Todos empiezan a completar la grilla de funcionarios que integrarán el próximo gabinete si el 27 de octubre se confirma el triunfo de Alberto Fernández. La instrucción, la última semana, fue designar a Sergio Lanziani, ministro de Energía de Misiones, como interlocutor oficial de ese espacio en materia energética. A esta altura, es más que probable que Lanziani asuma como secretario del área. No está claro aún qué sucederá con YPF, la petrolera controlada por el Estado, que podría convertirse en el centro de operaciones para diseñar las políticas públicas para el sector.

Un par de semanas atrás, los asesores económicos de Fernández encargaron una evaluación pormenorizada del estado financiero y técnico-operativo de la mayor productora de hidrocarburos del país. EconoJournal accedió en exclusiva a ese documento, un paper de 18 hojas que incluye múltiples gráficos y análisis  conceptuales de la gestión de YPF durante los últimos cuatro años.

Los indicadores incluidos muestran una evolución negativa durante estos cuatro años y las conclusiones son muy críticas en cuanto a la imposibilidad del management profesional de la compañía para defender el rol de liderazgo de la petrolera frente a las políticas sectoriales que llevó adelante el gobierno de Mauricio Macri, que claramente afectaron el desarrollo de la empresa. Este medio consultó a altos ejecutivos de YPF para constatar su opinión sobre los ejes centrales del informe. A continuación se replican los principales gráficos que figuran en el documento.

El informe señala que los ingresos de YPF cayeron, en el promedio anual, un 14% entre 2016 y 2018 en comparación con el período 2012-2015. Advierte, además, que en el primer semestre de 2019 se registró una caída del 10,4% con relación a los primeros seis meses de 2018. El paper remarca, a su vez, los números de la compañía entre 2008 y 2011 cuando Repsol y el grupo Petersen (de la familia Eskenazi) tenían el control de la petrolera. “En un contexto de Brent relativamente bajo, YPF no tuvo la capacidad de liderazgo en su industria para sostener un precio del crudo local que le de capacidad de inversión e incentive inversiones de terceros”, cuestiona el documento.

  • ¿Qué dice el management de YPF?

Pone el acento en el deterioro de la macroeconomía argentina. Con una suba del dólar superior al 400% en cuatro años, argumentan, fue imposible trasladar el alza del tipo de cambio a los precios de los combustibles en las estaciones de servicio. El precio promedio del petróleo, durante el segundo mandato del gobierno de Cristina Kirchner, fue de 70,9 dólares en el mercado interno. Esa referencia cayó a 57,50 dólares entre 2016 y 2019, en parte a raíz por la caída del precio internacional que tocó los 30 dólares a inicios de 2017.

“A septiembre de 2019 pudimos incrementar los precios de los naftas y gasoil un 22,8% durante este año, muy por debajo de la inflación, que llegó al 39,3%. Así y todo, nuestro ingresos se han mantenido en torno a los US$ 15.000 millones”, respondieron desde YPF. Lo que cuestionan los técnicos que asesoran al Frente de Todos es que la conducción privada de la petrolera no haya logrado incidir más en el rumbo de la política gubernamental.

Las ganancias antes del pago de impuestos y amortizaciones (EBITDA) cayeron en los años 2016-2018 un 23 por ciento. El primer semestre de 2019 la baja fue mayor (-26,7%). Se ubica cerca de los niveles que tenía la petrolera antes de la reestatización de 2012. Desde YPF advierten que el retroceso del EBITDA durante el primer semestre fue del 9,4% porque contabilizan, de forma autónoma, los números de YPF Luz, la subsdiaria eléctrica de la compañía.

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En YPF señalan que el precio antes de impuestos (PAI) neto de las naftas cayó de US$ 704 por metro cúbico (m3) en 2015 a 599 dólares en 2018. Y en el primer semestre de 2019 descendió aún más hasta los 539 dólares. Eso afectó la recaudación de la empresa. “Eso como resultado de las constantes devaluaciones del peso”, añadieron.

El management que encabeza Miguel Gutiérrez, presidente de YPF, señala que el primer objetivo fue lograr una generación de caja positiva. El año 2015, explican, cerró con un flujo negativo de US$ 2.524 millones. En 2014, el rojo de la caja fue de US$ 971 millones. Y en 2016, la inercia negativa continuó: el año cerró con un déficit de caja de US$ 1214 millones. Eso porque la compañía se endeudó entre 2013 y 2015 para apalancar sus desarrollos en Vaca Muerta. Una iniciativa justificada que con el tiempo permitió deriskear el play no convencional.

Lo que sostienen en la petrolera es que la deuda financiera neta entre 2012 y 2015 se incrementó un 173 por ciento. Sin embargo, Daniel González, CEO de YPF, ocupaba en esos años el cargo de CFO en el organigrama que lideraba Miguel Galuccio, por lo que estaba al tanto de esa situación.

Con el cambio de gobierno, agregan en la empresa, era imposible continuar por esa vía porque, ni bien asumió, el ex ministro Juan José Aranguren enfatizó que la compañía no contaría con ningún acompañamiento especial por parte del Estado. “Recién en 2017 logramos registrar un flujo de caja positivo de US$ 963 millones. Optamos por una disciplina financiera pese a las facilidades de endeudamiento externo con las que contó la Argentina durante los primeros dos años de gestión. A diferencia del gobierno nacional, preferimos no seguir endeudándonos”, indicaron desde YPF.

Para mejorar el flujo de caja, la petrolera optó por reducir el nivel de inversión. También fue significativa la mejora de la productividad de los pozos perforados en Vaca Muerta, donde hoy la empresa tiene costos de desarrollo cercanos a los US$ 9 por barril equivalente de petróleo (BOE) y un Opex (operación y mantenimiento) de 5 US$/BOE. Esas cifras dan cuenta de una fuerte mejora en los costos en Vaca Muerta, destrabando la ecuación económica de la producción de petróleo en el play.

El informe preparado por los asesores del Frente de Todos destaca que la inversión YPF, que en 2015 había llegado a 6.600 millones de dólares, cayó a 4.300 millones en 2016 y el año pasado tocó un piso de 3.400 millones, un 48,5% menos que tres años atrás. Si se pone el foco sólo en el upstream, el retroceso es todavía mayor. En 2015 la petrolera desembolsó US$ 5.400 millones y el año pasado 2.700 millones, un 50% menos. En el período 2013-2015 —cuantifica el documento— la inversión promedio anual había sido de 6400 millones de dólares, mientras que en 2016-2018 cayó a 3600 millones anuales.

  • La respuesta de la conducción de YPF:

Allegados a Gutiérrez alegan que “la inversión 2013-2015 fue hecha a costa de endeudamiento, que aumentó un 266% entre 2011 y 2015”. “Seguramente por un buen tiempo más, no habrá acceso a financiamiento internacional y con el atraso de los precios relativos de la energía por la crisis macroeconómica no hay margen de apalancar inversiones con deuda”, esgrimieron.

Esa fuerte caída de la inversión repercutió de lleno en los niveles de producción. En 2015 la compañía controlada por el Estado Nacional produjo 250.000 barriles de petróleo por día y tres años después apenas 227.000 barriles diarios, un 9,2% menos.

En gas el retroceso fue un poco menor. En 2015 YPF produjo 44,1 mm3/día y en 2018 bajó a 42 mm3/d, un 4,8% menos, aunque las estimaciones para este año en base a lo informado para el primer semestre muestran que la caída será todavía mayor.

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Desde YPF afirman que el crecimiento de la producción de hidrocarburos en 2015 se explica, en gran medida, a partir de la compra de los activos de la petrolera norteamericana Apache (luego rebautizada como Y-SUR). Esa adquisición otorgó a YPF unos 38.000 boe/d de producción adicional durante ese año. Cerca de Gutiérrez pusieron el foco en los 383 pozos verticales de shale oil perforados en Loma Campana. “Sólo aportan un 7% de la producción no convencional de petróleo”, advierten.

Adquisiciones no estratégicas

El informe que le hicieron llegar a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner señala que “la actual gestión de YPF no realizó ninguna nueva asociación estratégica para el desarrollo de Vaca Muerta a lo largo de los últimos años”. “Los únicos éxitos alcanzados estuvieron asociados con la finalización de las negociaciones iniciadas en la etapa anterior”, enfativa. Hace referencia a los acuerdos con Chevron, cerrado en 2013, y con la petrolera malaya Petronas en La Amarga Chica. La petrolera cerró en estos años acuerdos piloto con Schlumberger, Equinor y con Shell, pero no tuvo una política activa para incorporar nuevas petroleras internacionales a Vaca Muerta.

El documento cuestiona, a su vez, que “YPF realizó diversas adquisiciones desvinculadas del objetivo estratégico de la compañía, pero requeridas por su accionista mayoritario (el gobierno), reduciendo de esta forma aún más su capacidad de inversión para el desarrollo de la producción hidrocarburífera en nuestro país”. Se refiere a la compra, por ejemplo, de la central Ensenada Barragán, que estaba en manos de IEASA (ex Enarsa), que fue adquirida por la petrolera en asociación con Pampa Energía a cambio de US$ 533 millones.

La central térmica Ensenada Barragán que adquirió YPF a cambio de US$ 533 millones

Desde YPF explicaron que “la operación sólo requirió un desembolso de YPF SA de US$ 100 millones (y otro similar de Pampa Energía). El remanente es una deuda con la Anses que se saldará con el flujo de caja que genere el negocio eléctrico”. «Además, la central es estratégica porque permitirá colocar a buen precio 3,5 MMm3/día de gas de YPF», agregaron. Sin embargo, los economistas que elaboraron el informe responden que “no tiene sentido invertir ese dinero en el sector eléctrico, que seguramente verá afectado su esquema de remuneraciones por la crisis económica.

El informe también critica la compra del área Aguada del Chañar, también privatizada por IEASA, por US$ 95,6 millones. YPF ofreció más del doble que sus competidores (PAE y Tecpetrol). Allegados a la petrolera admitieron que “la valuación del activo fue excesiva”. “Creímos que el resto de las petroleras pugnaría más fuerte por el área. Nos quedamos muy largos”, aceptaron. Sobre la compra de la refinería de San Lorenzo que pertenecía a Oil Combustibles, por US$ 63 millones, que también fue cuestionada en el informe al entender que no es un activo estratégico, desde la petrolera contestaron que “la planta es una centro logístico ubicado en un punto clave para exportar combustibles hacia Paraguay y hacia el norte argentino”.

¿Y lo que viene?

YPF cerrará el año con una inversión cercana a los US$ 3300 millones o incluso inferior. Por el atraso del precio de los combustibles, que se acentuará su la devaluación continúa en las próximas semanas, la caída del precio del gas y la falta de financiamiento internacional, los asesores del Frente de Todos y el management actual de la empresa coinciden en algo: será difícil que, si no hay un aumento sostenido de las naftas, el Capex de la petrolera llegue a los US$ 2500 millones en 2020. Al no tener casi ninguna exportación al exterior, un 70% de los ingresos de YPF proviene de la venta de combustibles y un 20% de la comercialización de gas. Ambos productos tienen precios a la baja. Si no hay recomposición es muy difícil que la compañía pueda evitar un marcado retroceso en su inversión durante el año que viene. Parece cosa juzgada.

Fuente Econojournal

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