Elena Maidana: “La historia de las luchas de las mujeres tiene siglos, no ha empezado ayer”

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Durante casi cuatro décadas Elena Maidana se desempeñó como docente en la Universidad Nacional de Misiones. Hoy sigue investigando y ofreciendo seminarios sobre temas vinculados a la comunicación, la política y la cultura. El movimiento feminista viene siendo una de sus experiencias de estudio hace varios años, no solo desde la observación, sino también desde la participación activa. En este 8 de marzo, la magister e investigadora nos invita a reflexionar sobre el sentido de esta fecha y la necesidad de seguir luchando en las calles.
En su cuadernito de pequeñas dimensiones, Elena escribe, subraya, toma nota, observa, escucha, reflexiona y vuelve a escribir. Desde que comenzaron las asambleas para organizar la movilización por el Paro Internacional de Mujeres, ella estuvo presente en cada uno de los encuentros en Posadas. En esas asambleas, Elena encuentra otros modos de participación política, otras maneras de pensar las relaciones humanas, otra mirada sobre el modelo económico, social y cultural en el que nos movemos, y otras coordenadas para construir un mundo mejor.
En la previa de lo que será la movilización en la capital misionera organizada por la Coordinadora de trabajadorxs mujeres trans, travestis, lesbianas, bisexuales, intersexuales, pansexuales y queers, la investigadora retoma las consignas principales y analiza el escenario actual teniendo en cuenta las demandas, los deseos y las deudas que persisten para mejorar la vida de las mujeres.
“Este 8 de Marzo viene recargado, sostenido con el avance imparable de la marea verde, con las luchas que venimos protagonizando las mujeres y no sólo por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sexualidad y capacidad reproductiva sino también contra las políticas neoliberales que se vienen implementando en el país y región”, define Maidana.
¡Ahora sí nos ven! es la frase que se hará cuerpo una vez más en distintas partes del mundo con este nuevo paro internacional, “un día de lucha”, aclara Maidana: “De allí el valor del paro con movilización que concretamos desde 2017 contra los efectos crueles y devastadores del capitalismo patriarcal que últimamente viene acrecentando su poder de daño como nunca antes”.
Sobre la situación de las mujeres en Misiones, ¿cuál es su mirada al respecto?
Más allá de gestos oportunistas de políticos y del mercado, es indudable que su situación deja mucho que desear. Si trabajan, la mayoría cobra menos y en negro, tanto en el sector privado como en el público. El Estado es un gran precarizador mal que nos pese: muchas son las mujeres precarizadas en la provincia. Por otra parte, las mujeres de los sectores populares particularmente, soportan doble o triple jornada laboral, haciéndose cargo y sin remuneración alguna del trabajo doméstico y de las tareas de cuidado de niños, ancianos, enfermos… A esas violencias de clase hay que sumar las de género. La provincia ocupa los primeros puestos por casos de femicidios impunes. Vale recordar el de Lucía Maidana, estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades aún sin verdad y justicia. Encima ha comenzado, también aquí en Misiones, a desplegarse una forma de violencia que tiene por blanco a niñas embarazadas por violación intrafamiliar; en torno a las cuales se construye una especie de cerco sanitario-médico-judicial-religioso-mediático que impide la aplicación del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y las obliga a parir. El Estado se vuelve así responsable del incumplimiento de un marco jurídico aprobado hace casi un siglo atrás. Falta educación sexual laica y científica en prácticamente todos los niveles educativos de la provincia. La trata y la prostitución gozan de buena salud. Se reduce o sub-ejecuta el presupuesto destinado a políticas de género. O sea, si bien se han dado algunos pasos en la materia, queda mucho por hacer por los derechos de las mujeres en la provincia.
¿Cuál es el papel del movimiento feminista en la región? ¿Cómo ve la participación política en los últimos tiempos y cuál es su importancia?
Aunque creo que hay que diferenciar entre participación política desde el movimiento y desde las instituciones del estado; es indudable el avance de las mujeres en materia de ejercicio político. Más mujeres, aunque no las suficientes, participan en las instituciones de la república, también en organizaciones y movimientos sociales. Están en el congreso pero también en el trabajo político territorial y en las calles movilizándose. Y desde el movimiento debaten y deciden por ellas y por otres. Aprenden allí a organizarse solidaria y autogestivamente, a tomar la palabra y a poner el cuerpo en el espacio público, a disputar y construir poder. Ensayan otras formas de hacer política, más horizontales, creativas y lúdicas. Con su accionar ponen en cuestión concepciones de representación, de participación y de democracia. Sin embargo, en las instituciones de gobierno su incidencia es relativa. Siguen siendo minoría en los puestos de conducción. Por otra parte la paridad y el cupo no garantizan transformaciones en materia de derechos de género. El hecho de que mujeres ocupen bancas no necesariamente aporta a modificar injusticias históricas y presentes para con las mujeres. No es cuestión de cantidad, sino de concepciones y posicionamientos políticos a favor o en contra de los derechos de las mujeres.
¿Cuáles son las deudas o las principales demandas que todavía se observan en nuestra región a causa de la existencia del modelo socioeconómico actual?
Entre las demandas que se harán visibles y audibles este 8M en Posadas y vinculadas con las actuales políticas de endeudamiento, especulación financiera, destrucción del aparato productivo del país, desempleo estructural, ajustes, tarifazos… se pueden nombrar las siguientes: trabajo genuino, igual trabajo- igual salario; salario igual a la canasta familiar, condiciones laborales que permitan trabajar y vivir dignamente, paritarias libres para todas las trabajadoras, pase a planta permanente de todas los precarizadas del Estado, jubilaciones dignas, 82%móvi, reincorporación de todas las despedidas tanto del sector público como privado; inclusión laboral trans; cese de toda forma de explotación infantil, alto a la trata y un NO rotundo al acuerdo con el FMI, al vaciamiento de ANSES y la reforma laboral.
¿De qué manera siguen influyendo los mandatos culturales en la vida de las mujeres para el acceso al trabajo, a una carrera universitaria o a un cargo de poder? ¿Cuáles son los que persisten y por qué?
El patriarcado como matriz de dominio persiste en el capitalismo. Ayuda a sostener a la mujer en condiciones de subordinación. Y no es fácil modificar sus mandatos, porque están naturalizados, internalizados y encarnados en todos, también en nosotras. Incide en los trabajos a los que accedemos, en los estudios que cursamos, en los posibles cargos a nuestro alcance. La división sexual –con mayor o menor intensidad- sigue operando con marcas de jerarquía en todas las dimensiones de nuestra vida social. Que se festeje todavía que una mujer estudie en el Instituto Balseiro o que otra haya llegado a ser elegida presidenta de la Nación, habla a las claras de la persistencia de la desigualdad de género. Esos casos son excepciones y no la regla. Claro que las luchas que las mujeres vienen llevando a cabo en nuestro país y en la provincia –que no empezó ayer, sino hace ya bastante tiempo- vienen modificando esas condiciones. Y son las nuevas generaciones las que han comenzado a capitalizar ese legado que para algunas significó persecuciones, estigmas, cuando no quema en la plaza por bruja.
¿Qué rol o compromiso tiene o debe tener la universidad en la reivindicación y defensa de los derechos de las mujeres?
Pienso más bien en los desafíos que debe enfrentar la Universidad Pública para que esos derechos se hagan una realidad tanto dentro como fuera de sus claustros, las tareas a llevar a cabo para lograrlo; desde garantizar la educación superior en todas las carreras y en todos los grados para todas las mujeres; generar condiciones que les faciliten el cursado, habilitar jardines maternales, combatir toda forma de violencia de género dentro de la institución, promover una formación con perspectiva de género en todas las carreras, especialmente en aquellas vinculadas con la formación docente; hasta apoyar y acompañar proyectos, programas y políticas de extensión que promuevan y ayuden a concretar los derechos de las mujeres en barrios, lugares de trabajo, escuelas, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y más.
¿Cómo analiza los nuevos feminismos y las reivindicaciones de los derechos en las nuevas generaciones? ¿Cree que hay mayor interés o mayor participación?
Me parece bien hablar de feminismos en plural; porque no hay un solo feminismo que represente a toda la heterogeneidad, pluralidad y conflictividad que confluyen en la historia del movimiento. En cuanto a la participación de las nuevas generaciones en la esfera pública, proceso que se hizo visible con mucha intensidad el año pasado durante el debate por la Ley IVE, y que permitió confrontar estereotipos extendidos sobre las/los jóvenes, a quienes mas de una vez se los califica como indiferentes, apolíticos, escépticos, meros consumidores, profundamente individualistas, etc.; dio cuenta de cuánto y cómo pueden movilizarse las/los jóvenes cuando algo los interpela; frente a lo que les resulta intolerable –las violencias de las que son objetos, los acosos y abusos por parte de adultos que sufren en carne propia y más de una vez en silencio, etc.-Su participación demostró que no están muertos en vida ni andan sólo de parrandas; sino que sintonizan el mundo de otra forma y pueden actuar y responder de formas inesperadas frente a lo que les duele y consideran injusto. Con todo creo que hay que evitar al respecto caer en posturas exitistas así como apoyar gestos pretendidamente fundacionales. La historia de las luchas de las mujeres tiene siglos, no ha empezado ayer. Lo importante en ese sentido y que también el año pasado se hizo evidente es la posibilidad y el reconocimiento del diálogo intergeneracional, así como del valor del legado de las abuelas y madres a hijes y nietes.
Fuente UNaM

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