La economía de la Argentina en 2020: otra que pesada herencia

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Es improbable que sepamos que va a pasar en 2020. Ni sabemos qué deja Macri exactamente, ni sabemos qué fuerzas internacionales moverán la aguja de la economía de la Argentina.

Pero tenemos algunos indicios de por dónde van a pasar las principales cuestiones. Vamos a hacer un repaso de algunas de ellas. Un primer resumen, de datos, podría ser que:

  • La pobreza subió de 27% a 38% por lo menos en 4 años (datos privados homogéneos).
  • La deuda pública subió de 52% a 92% del PBi en estos años, pero con altísimo incremetno de la deuda externa.
  • La industria cayó 17% en 4 años.El desempleo industrial privado cayó alrededor de 10% del empleo del sector en 2015.
  • El desempleo subió aprox 5 puntos de la PEA en ese lapso.
  • El salario real cayó 20%.

1. La única forma en que la Argentina mejora sus variables sociales, es cuando crece la industria (ver acá). Esto es clave y muy difícil de lograr en el corto plazo porque no hay mayor inversión industrial sin dólares, y el cepo no ayuda a que lleguen inversiones. Una correcta combinación entre demanda de bienes (nacionales), promoción de exportaciones industriales, tarifas, competitividad del dólar, nivel salarial, nivel de impuestos, nivel de distribución del ingreso (que sólo el Estado puede conducir) y saldo neto de dólares del comercio por encima de las fugas de divisas, emerge como un problema central a resolver para revertir la caída industrial (aprox -17% en 4 años). El crecimiento industrial genera empleo, salario, ascenso social, y cohesión social mediante la organización del trabajo y de las rutinas de las familias en general y de los conurbanos en particular. No es sencillo en esta Argentina pero la industria (olvidada por Cabrera y Sica, pero sobre todo por el modelo económico) es un tema crucial para que la Argentina muestre una mejor performance en términos de estabilidad, producción y ascenso social de largo plazo.

2. Deuda. Este tema es el más delicado para poder avanzar en la estabilización del país. Recordemos que el FMI entró en la Argentina con un plan de estabilización (algunos decían falsamente que era un plan de crecimiento). Lo curioso del caso es que ahora para poder estabilizar la macro de la Argentina hay que alejarse de la influencia del FMI. ¿Sorpresa? No lo creo.
Hay una cuestión para nada menor. En 2015 el 8% de los recursos tributarios (los ingresos del Estado nacional) eran intereses de deuda, hoy están tocando los 22% de esos recursos (es una masa enorme de dinero, hoy aprox 1 billón de pesos, $1.000.000.000.000). Entonces liberar intereses, gracias a un período de gracia en el pago de intereses (por lo menos) puede ser una llave para poder avanzar en obras o mejoras en algunas transferencias del Estado, o disponer de algún recurso para plantear alguna segmentación de subsidios (que por supuesto no puede ser del nivel de 2015, ni de la universalización de entonces, pero sí deben repensarse porque son una herramienta muy poderosa para a- mejorar el ingreso disponible de las familias, y b- regular con mayor eficiencia inversiones y calidad de las empresas de servicios). En este punto de reperfilamientos o reestructuraciones (capital, plazos y tasas) hay que escapar de las comparaciones odiosas con Ucrania, Uruguay, o incluso la Argentina de 2002, etc. sino que debe tomarse la experiencia existente y andar un nuevo camino propio.

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3. El gran acuerdo social nacional emerge como clave. Una concertación de sectores de trabajadores y empresarios, de distinto sector, conducida por el Estado. No sólo para calzar precios con ingresos de los trabajadores, para evitar que el desborde de los precios y tarifas quede descalzado de los aumentos salariales y eso tenga un impacto muy negativo en el consumo y la demanda agregada. En este acuerdo entrarían otros actores e ítems, por ejemplo niveles impositivos de ciertos sectores ganadores de un tipo de cambio competitivo como transita la Argentina desde la devaluación de abril de 2018. Como así también se podrían contener despidos, y mejorar acuerdos para el mejor desenvolvimiento del mercado interno, y el cuidado de los jubilados, por ejemplo. Las tasas de los bancos son un elemento a atender con urgencia, como así también la canalización de una parte del crédito financiero a inversiones productivas y capital de trabajo, con tasas asequibles.

4. Manejo fiscal prudente que atienda el equilibrio y la posibilidad de recrear un fondo anticíclico para los momentos de recesión. Esto se deberá lograr con un gasto inteligente, pero nunca con una reducción del mismo que tenga un impacto multiplicado en la demanda, y por consiguiente en la producción. Corresponde pensar ese gasto para que sea instrumento de promoción de la oferta, que deberá ser cada vez de mayor valor agregado para calzar los niveles de salario con los niveles altos de precio que suele tener el país. Sin dudas un objetivo que no puede ser de menos que mediano o largo plazo. Los sectores que se benefician del tipo de cambio competitivo (exportadores, sobre todo los de mayor renta) deberán contribuir más que los sectores populares o de ingresos fijos que se ven perjudicados por esta lógica cambiaria (que además es inevitable para no depender del financiamiento externo, que tanto daño nos hace internamente).

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5. Una estrategia de crecimiento de reservas basada en saldos comerciales es crucial para generar estabilidad macroeconómica de largo plazo que permita proyectos de inversión productiva de mayor envergadura, como es el caso de Vaca Muerta, es otro elemento a teenr en cuenta. Esta estrategia limita sin dudas el punto anterior, porque la liberación de precios e impuestos ayuda a las exportaciones. Alcanzar puntos óptimos puede formar parte de un trabajo de racionalidad técnica en los equipos de gobierno, como así también un trabajo de fuerte impronta política vinculado a los acuerdos sociales. Además el mismo aumento de reservas, o su estabilidad ayuda a promover la liquidación de exportaciones de sectores que dejan de apostar a devaluaciones para liquidar más adelante. En este sentido, suponer límites a las compras de dólares tiene lógica, aunque sin dudas no en carácter de cepo, sino en niveles mucho más altos que impida hablar o sentir que existe un cepo que puede desincentivar inversiones. Esto no se puede resolver de un día para el otro, ni suponer aperturas mágicas, ni exitosas salidas sin planificación previa. Además regenerar encajes a capitales golondrinas para que no puedan movilizarse con la libertad que tuvieron durante el macrismo es imprescindible (por ejemplo Chile, Ecuador, Colombia, México, o Brasil, o la Argentina entre 2002 y 2011, usaron estos dispositivos para actuar en este tema).

6. Todo este esquema debería impactar en la inflación de corto, mediano, y largo plazo. La inflación anual arriba de 25% entre puntas es tóxica, abajo de eso es manejable. Estos límites deberán tenerse en cuenta en el país que viene en 2020. Hoy supera 55% y es récord desde 1991. Inviable.

Como se puede ver la combinación de elementos es amplia y difícil, pero notables si se quiere reciclar el crecimiento del país. No alcanza con una idea económica de cómo funciona el país sino sobre todo con la voluntad política para llevar adelante un modelo de acumulación económico que permita el desarrollo (que no olvidar incluye estabilidad, inversión en I+D, crecimiento industrial, ascenso social y sistema financiero funcional a todo esto).

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