Gabriel Merino: “La Patria Grande es un horizonte que siempre está en las fuerzas nacionales y populares latinoamericanas”

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Por Damián Zena. El sociólogo Gabriel Merino presentó en Misiones su último libro: Geopolítica y Economía Mundial, el ascenso de China, la Era Trump y América Latina. 

Merino es sociólogo, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del Conicet. Integra el Instituto de Relaciones Internacionales y Centro de Estudios, Formación e Investigación en Política, Economía y Sociedad. Además escribió diversos libros sobre actualidad internacional  en donde analiza en profundidad los acontecimientos globales.

En la Universidad Nacional de Misiones aprovechó la oportunidad para compartir con los jóvenes asistentes, sus experiencias y visión del escenario político global, el fracaso del neoliberalismo, México como un aliado estratégico, entre otros tópicos que desarrolla en su libro.

Durante la presentación participaron el vicedecano de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Cristian Garrido, el docente y ex rector de la universidad, Javier Gortari, además de agrupaciones estudiantiles y sociales. Por otra parte, estuvieron el ex intendente de Posadas, Joaquín Losada y la concejal Mariela Dachary. Al culminar la conferencia, Merino brindó un reportaje a Economis. 

“Muy contento de poder volver a Misiones y es increíble lo que se genera, poder llenar la sala un 21 de febrero, para un libro que habla de geopolítica, de economía mundial, que son temas de un público más reducido. Sin embargo el lugar estuvo lleno, vinieron con muchas inquietudes, todos prestando atención a pesar de que la exposición fue bastante larga. Acá hay mucha gente amiga, gente que sigue estos temas y con los que trabajamos de manera articulada y esto ayuda a la difusión de los materiales”. 

¿Cómo ve el contexto político regional, en Sudamérica, con lo que sucede en los países vecinos?

“La región está muy convulsionada, con una tensión muy fuerte entre un programa que yo lo llamo “programa neoliberal periférico”, porque no sólo es neoliberal en cuanto a bajar salarios, restringir el derecho de los trabajadores, achicar los presupuestos de salud y educación,  si no también desarmar capacidades nacionales, es decir ciencia y técnica, defensa, la soberanía en materia tecnológica, recursos naturales. Hay una tensión muy fuerte entre ése neoliberalismo periférico y todos los sectores nacionales, populares, progresistas que resisten. Y creo es una región en la que se cierne ese debate, una fuerte lucha geopolítica que existe hoy en el mundo entre un Estados Unidos en declive relativo, con su hegemonía, potencias emergentes como China o re emergentes como Rusia, una Unión Europea que, bajo el liderazgo de Francia y Alemania trata de autonomizar un poco más de Washington o parte de ese occidente geopolítico. Entonces conforman un escenario global muy complejo y en el que todos se disputan esa influencia por América Latina”. 

¿Qué rol jugaría este nuevo gobierno argentino?

Con este escenario, el nuevo gobierno argentino vuelve a apostar al multilateralismo a tratar de tener una buena relación con todos, tanto con China, como con Rusia, como con Europa, Estados Unidos y creo que intenta articular una agenda más progresista dentro de occidente y con las potencias emergentes una agenda multipolar. Esto todavía está por verse, pero trata de retomar una política de construcción de mayores grados de autonomía productiva para la Argentina y la región. Una región convulsionada y compleja, donde no hay que descartar las visiones más exageradas de ese realismo periférico. Pero se trata básicamente de lograr autonomía productiva, mantener una buena relación con los Estados Unidos, pero no subordinarse ni subordinar nuestros propios intereses. En este escenario complejo se está moviendo el gobierno argentino”.

¿La vuelta de Cristina al ejecutivo, con Alberto a la presidencia es un indicio de un resurgimiento del populismo? 

Más que populismo, lo denomino nacionalismo popular, porque la palabra populismo a veces no se sabe qué quiere decir. En realidad acá lo que tenemos son los resurgimientos populares latinoamericanos, donde imperan los intereses nacionales, se basan en alianzas populares y apuntan a algún lado de integración. En Latinoamérica hay tres grandes países influyentes: Brasil, México y Argentina. Siendo tan importante Argentina, un país con importante desarrollo en materia científico- tecnológica, con una potencia agropecuaria importante y que vuelva a tener un gobierno con características nacionales y populares, progresistas, esto es un buen dato para la región. Esto, sumado a que México también tiene un gobierno con características similares, impacta en la región. Esto expresa un cambio de etapas, como entre el 2015 y el 2018 y Argentina marca una referencia. Igual, hay que esperar a ver si se llega a consolidar y ver hacia dónde apuntará a futuro”.

¿La derrota de Macri, en las últimas elecciones, indica un declive importante del neoliberalismo en la región?

“El neoliberalismo tiene un problema muy fuerte, que no le permite construir una hegemonía, de implementar ese modelo ideológico en la región. Se demostró que, cuando quisieron avanzar con su programa, tuvieron un problema de legitimidad política y de adhesión muy importante. También estamos pasando por una etapa de crisis capitalista muy grande, una crisis en la globalización y eso hace muy difícil esa inserción y apertura indiscriminada de especialización primarias exportadoras, entre otros factores. De por sí, complica ya la situación económica para aplicar este programa. Una cosa era hacerlo en los 90 que, aunque vas a tener algo de subdesarrollo, vas a tener algo de crecimiento, pero ahora es muy difícil. A esto hay que sumarle una etapa multipolar, con declive de Estados Unidos, por lo tanto este mundo multipolar. No es un dato casual, que el principal socio comercial de Sudamérica sea China. Eso es un neoliberalismo periférico que, por lo general, implica una fuerte asociación geopolítica con Washington y entran en crisis, porque esta tensión es la multipolaridad. La otra cuestión es que, teniendo al Papa Francisco en el Vaticano, una impronta tan fuerte anti neoliberal, contra el capitalismo salvaje, el Dios dinero, la falta de bienes espirituales, con toda esa crítica tan fuerte a la civilización y al modo de vida que genera ese capitalismo salvaje en el mundo neoliberal es difícil de mantenerse. A esto hay que sumarle a sectores productivos, de Pymes, obreros, que no se bancan ese modelo que implica la desaparición de gran parte del entramado industrial”. 

¿Evo podrá imponerse nuevamente en Bolivia?

“Sin dudas. Tenemos el caso de Cristina en Argentina, que muchos la daban por muerta, que ya no tenía más condiciones y termina siendo vicepresidenta de la Nación. Y Cristina tenía menos adhesión de la que tiene Evo Morales en Bolivia, si uno lo compara en términos relativos. Si bien, su gobierno tenía tensiones y sectores disidentes, todavía tiene mucho respaldo. Yo creo que, más allá de esta cuestión de que el Tribunal Electoral Boliviano le prohibió la candidatura a Evo Morales, utilizando un argumento muy poco afortunado y lamentable, al decir que no tiene una residencia permanente, porque él se exilió para que no lo mataran, así y todo tuvieron que permitir la candidatura de Luis Arce del Movimiento Socialista y tiene grandes chances de ganar. Y si gana, Evo podrá volver, al igual que Cristina o Lula en Brasil, a ocupar un lugar importante en la discusión. Son liderazgos que, más allá de las falencias que se le puedan señalar, expresaron fuertemente el nacionalismo popular. Incluso más allá de las contradicciones y las falencias”. 

¿Este escenario posibilita la vuelta de la discusión de la Patria Grande?

“La Patria Grande es un horizonte que siempre está en las fuerzas nacionales y populares latinoamericanas. Digo nacional y popular en un sentido muy amplio, en cuanto las identidades. En la Argentina está el peronismo, pero también parte del radicalismo, socialismo, el progresismo, la izquierda, cada uno con su matiz. En ese sentido es bien amplio lo nacional y popular. En ese sentido en este horizonte siempre está la posibilidad de desarrollo, de justicia social, de inclusión a una democracia profunda, está bien asociada la integración. Es imposible pensar en un desarrollo económico fuera de la integración, en imposible pensar de tener mayor margen de autonomía geopolítica y, a partir de ahí, poder hacer cosas en beneficio de la sociedad sin la integración. Obviamente, por un lado las fuerzas más asociadas a las élites tradicionales, a las élites asociadas a los proyectos neoliberales estarán presentes. Estas fuerzas que responderán a Washington, que ponderarán a la Organización de Estados Americanos antes que a la UNASUR. No obstante, el horizonte de la Patria Grande siempre está presente en los más grandes líderes latinoamericanos y lo estuvieron históricamente, con San Martín, Belgrano, Bolívar, O´Higgins. Eso va a estar siempre, es un horizonte a seguir para no ser una periferia productiva de las grandes potencias económicas”.

¿Cuán lejos está este horizonte?“Creo que es algo que se podrá definir en los próximos 30 años. Ahora se abrió esta etapa de caos sistémico, es decir, no anarquía general, si no escapar del desarrollo lineal, con bifurcaciones, con placas tectónicas que se mueven en un mundo en crisis, que no se sabe para dónde va a terminar de salir pero que sí se observan algunas tendencias. En estas tendencias América Latina debe resolver sus conflictos en los próximos 30 años o pasar otras transiciones, como las del 14 o el 45, donde también se discutió en Latinoamérica cuál era el modelo de desarrollo para la inserción, si éramos occidente o teníamos una matriz cultural propia. Todo esto se discute en las grandes transiciones y en los próximos 30 años tendremos que definir para dónde salimos”.

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