El desafío de emprender en Misiones

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La palabra “emprender” parece haberse puesto de moda en las últimas dos décadas. De la mano del auge de la tecnología y los desafíos que ésta trae asociadas, el concepto tomó una relevancia enorme en un mundo con reglas de juego cambiantes, volátiles y culturalmente transformadoras.
Siempre es bueno ir a la RAE (Real Academia Española) para encontrar una definición socialmente aceptada, que nos abra un camino para analizar los términos: EMPRENDER “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.”
El origen e historia de Misiones están marcados de emprendedurismo: las primeras generaciones que poblaron nuestra provincia en la historia moderna, llegaron a una zona deshabitada y con escasos recursos. Desde el origen se dedicaron a la agricultura, a la chacra, al campo y con los años y el avance tecnológico, fue migrando al sector industrial. De allí nacen las principales instituciones y las grandes empresas, que hasta hoy existen.
Pareciera que Misiones tiene un condimento en el aire para quienes quieren emprender. Aunque emprender no se resume solamente a realizar determinados tipos de trabajos y negocios, es más bien una actitud, una forma de encarar los desafíos que nos proponemos y la transformación de las idea en acción.
Continuando en el tiempo, la década del 90 nos trajo nuevos paradigmas: creció la industria de los servicios, aparecieron enormes avances en materia de tecnología y se materializó en una nueva apertura y formas de mirar el trabajo y las empresas. Es claro que esta temática merece un análisis profundo, pero estos procesos y las políticas de la época, trajeron también como resultado el desmantelamiento de una estructura económica y social que llevó muchos años volver a encauzar.
Misiones tiene una característica sociodemográfica particular: más del 60% de la población es menor de 40 años, somos la provincia con el promedio de edad más joven del país. Sumado a esto, nos enfrentamos a una nueva crisis, una situación hasta hoy desconocida por las nuevas generaciones en materia de desarrollo económico y sobre todo de empleos.
Son tiempos complicados, pero entendemos que es ahora cuando florecen nuevas oportunidades, porque la creatividad para traspasar estos momentos históricos nos obliga a salir de la zona de confort: a “buscarle la vuelta”. Buscar recursos propios para mejorar la calidad de vida.
En nuestra provincia tenemos dos elementos que son fundamentales, por un lado un gran capital tangible: el alimento. Que se da en consecuencia a nuestra tierra fértil y una cadena de valor accesible para el desarrollo. Y en segundo lugar, tenemos el capital humano: ingenieros agrónomos, ingenieros en alimentos, nutricionistas, programadores, economistas, solo por nombrar algunas profesiones.
Hoy, nuestro desafío es desarrollar lo que se conoce como la “industria de las ideas”: esa que se sustenta en las personas, en su creatividad y su potencial. La apuesta está en no buscar siempre “inventar la rueda”, sino también aprovechar lo existente, utilizar la tecnología para potenciarlo, generar proyectos y negocios superadores. La innovación pasa por ese lugar.
Misiones ocupa un lugar estratégico en el mundo y tenemos una gran posibilidad de generar negocios pensando a un mercado internacional integrado. En nuestras manos y nuestras mentes se encuentran las herramientas para lograrlo.

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