El coronavirus en primera persona desde Madrid: shock de oferta y demanda mundial

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De película”. Es esa la respuesta que mejor me sale y con la que normalmente respondo a mis amigos y familiares que por estos días me consultan cómo estamos viviendo la pandemia aquí en Madrid luego de una semana completa de aislamiento total, más propio de ver en alguna serie de Amazon o Netflix y, sin embargo, se ha transformado más pronto que tarde en la vida real, algo para lo que claramente no estamos preparados. 

El shock del Covid19 o coronavirus que sufren tanto la economía global como los mercados financieros ya es sin dudas superior a la de 2008. Los desplomes del 30% en unas semanas no tienen precedentes en la historia. Para tener una idea del impacto, Estados Unidos sufrirá en el segundo trimestre una caída aproximada en su PBI del 14%, la Unión Europea del 22% y el Reino Unido del 30%, mientras que la recesión global del primer trimestre será del 12%, donde en Estados Unidos se calcula será del 4%, en la Unión Europea del 15 %, en el Reino Unido del 10 % y en China del 40,8 %. 

Si, leyeron bien, aunque en el caso de China ya comenzaría a recuperarse en el segundo trimestre puesto que esta pesadilla la comenzó a vivir 3 meses antes.

Pero para tener bien en claro, lo que se viene es una crisis totalmente diferente y no comparable a las vividas anteriormente, por la simple razón que ahora no se trata de un shock financiero sino de un quiebre de la economía real. 

La DEMANDA colapsará no solo por miedo sino porque tenemos que quedarnos en casa guardados hasta quién sabe cuándo y por ello dejaremos de consumir, salvo alimentos y remedios. 

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Pero también va a colapsar la OFERTA porque cerrarán fábricas, se frenarán la industria y la producción, y qué decir del empleo. Esto último es importante, casi diría clave para entender sobre todo si pensamos que las crisis de oferta se viven únicamente en periodos de guerra. 

Por otro lado, esta no es una crisis de los mercados que no sabemos ni dónde nace, esto no es 1929, ni 1987 ni mucho menos 2008. Hoy el enemigo tiene nombre y apellido, se nos plantó de frente y nos está atacando directamente, sobre todo a nuestros viejos. Por estas cosas, para cuando este tsunami se retire, la crisis del 2008 habrá sido como un paseo por el parque.

Y por último, pero no por ello menos importante, tenemos la bomba de la deuda. Al cierre de 2019 la deuda corporativa total pendiente batía el récord de 13,5 billones de dólares en todo el mundo. No es casualidad que el FMI advirtiera a 8 países (Estados Unidos, Japón, China y varios estados europeos) de que un impacto la mitad de grave que la crisis de 2008 pondría en riesgo casi el 40% de la deuda corporativa global, es decir, que las empresas no podrían cubrir sus pagos solamente con sus ingresos. Hagan sus cálculos señores…

Es cierto que lo prioritario hoy es salvar vidas, evitar los contagios, en definitiva, aplanar la curva y esperar que todo pase lo más rápido posible para poder recomenzar y poner a correr nuevamente a la maquinaria. 

Pero los gobiernos, y hablamos no solo a nivel individual de país sino a nivel mundial, deberán evitar al máximo el contagio a la economía. Es clave que los esfuerzos y decisiones se tomen lo más globalmente posible porque a todos les convendrá. Sin dudas que es momento de dejar a un lado las cuestiones partidarias, pero yendo al hueso es hora de hacer menos política monetaria que esta vez solo aliviará, pero no nos salvará, y de concentrarse en una eficaz política fiscal, de hecho, hay países que sin demora ya han empezado. 

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Es hora de que no tiemble el pulso de nadie para bajar impuestos, exonerar, posponer o rebajar vencimientos inclusive. Es momento de llegar a fuertes acuerdos con el sector privado, como por ejemplo los bancos para aplazar deudas. Hay que liberar todos los recursos disponibles, regenerar incentivos y la mejor ayuda es no quitar los pocos recursos que quedarán disponibles una vez que baje el agua, que tengan por seguro bajará.

No es momento de comenzar a ponerle precio máximo a todo, de enloquecerse o de pretender tapar el sol con la mano, es momento de ser inteligentes y comprender primero qué está pasando, de que será un proceso largo, pero sobre todo, de que es momento de incentivar para que la producción marche, recupere el terreno perdido y hacer de todo esto solo un mal recuerdo. 

Y en el caso de Argentina celebro que, asustados por los acontecimientos en Europa, se hayan tomado medidas a tiempo a tiempo para evitar que crezcan los contagios cuando se están adentrando en el otoño. Sin embargo, eso es solo el primer paso, lo que vendrá después será clave para reencauzar un país que ya viene quebrado hace demasiados años. 

En un momento como éste tan único en nuestra historia, que Dios los bendiga y proteja a todos y cada uno de sus familiares y amigos. #SeamosResponsables y #QuédenseEnCasa…

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