Desastre energético

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Son dos criterios opuestos e irreconciliables. Para algunos, sin sentido alguno de patriotismo y carentes de toda sensibilidad social, el Sector Energético es un campo fértil para recoger cuantiosas ganancias, las que se potencian en un marco de política económica neoliberal, con un Estado ausente o peor aun manejado por los CEOS de las energéticas extranjeras y/o de la oligarquía “nacional”; eso en la ley de la selva en la que todo vale y en el que los poderosos oprimen al resto sin importarles.
En ese contexto –el actual en Argentina-, solo importa el cortoplacismo y el único objetivo de esas élites excluyentes es asegurar sus sobreutilidades. Por supuesto, para esas egoístas concepciones, los bienes y servicios del Sector Energético son simples mercancías y servicios transables, que suponen (o quieren hacer suponer) son iguales que cualquier otro.
En postura totalmente opuesta, los que pensamos y actuamos “en clave nacional”, sabemos que La Energía, en todas sus formas, es un insumo estratégico e insustituible, de primerísima importancia, motivo por el cual ninguna nación digna, con criterio de Grandeza Nacional, puede dejar al Sector Energético como esclavo de las maniobras y negociados de todo tipo, que al carecer de control, perpetran siempre “los mercados”, concepto ese que es un eufemismo que esconde el real factor de poder, que son las grandes corporaciones energéticas transnacionales, sus aliados / subordinados locales, y los mega poderes financieros mundiales, aliados estos al accionar neocolonialista de las potencias atlantistas y sus subordinados menores.
Simplificando, o La Energía la manejan los “privados” (eufemismo, pues dentro de ellos están también poderosas empresas estatales de las potencias neocolonialistas), buscando ganancias siderales sin oposición ni controles efectivos; o la maneja el Estado Nacional como herramienta del Desarrollo Nacional y del bienestar y progreso de la propia población.
Pero la cosa es mucho más grave en Argentina, no solo se trata del cortoplacismo en la visión, solo centrada en las ganancias inmediatas, que claramente demuestra la CEOcracia “virreynante”, con el “cónsul” de Shell mandando en Energía, y con los barones eléctricos y petroleros/gasíferos del
entorno macrista manejando todo poco menos que a sus antojos. Mucho peor, pues el desguace programado y ejecutado con la impudicia sobradora de los que se sienten todopoderosos y por encima de las normas legales vigentes para el resto de los argentinos, se está perpetrando no solo para hacernos retroceder un siglo y medio, llevándonos a los empujones, a los carpetazos, golpes de chequera, presiones mediáticas, y con el recurso extremo de la represión violenta y descarnada; no, lo que claramente buscan es transformarnos en una republiqueta ingobernable, que en lo energético estará atada a leoninos contratos con las ineficientes “renovables” eólicas y solares, y carecerá de la mínima base energética imprescindible para encarar cualquier proceso ulterior de desarrollo integral, desarticulando el país y haciéndolo padecer una crónica pobreza energética, de forma tal que la miseria generalizada y el desaliento les permita “ordeñar” sin oposición nuestras riquezas energéticas (que no son pocas), y como objetivo de máxima, que ese aquelarre de aberraciones energéticas sea otro factor que nos empuje a la disolución nacional.
Analicemos los pasos que con siniestra eficiencia antinacional se están perpetrando en rápida sucesión.
 Se repitió machaconamente la muletilla de “la crisis energética heredada”, lo cual es falso, pues no estábamos en crisis, las producciones de petróleo, gas y electricidad venían aumentando, y se habían comenzado varias importantes obras de generación (Atucha 3, las dos hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, estaba planificado completar los ciclos combinados de las centrales Brigadier López, Almirante Brown, Ensenada de Barragán, Timbúes, Belgrano, Vuelta de Obligado; hubo una oferta concreta de Rusia para hacer Chihuido I desestimada por Macri bajo absurdos pretextos; las actividades en el mega yacimiento de Vaca Muerta estaban en crecimiento, etc.). Lo real es que los neoliberales necesitaban instalar el concepto falaz de crisis, para perpetrar las aberraciones tarifarias, las importaciones de gas al como sea, y todo el largo rosario de acciones negativas que ahora se constatan.
 Por dogmatismo neoliberal, o para consumar negociados al estilo de la autocondonación de deudas del Correo Argentino (que buscó hacer Macri “atendiendo de los dos lados del mostrador”, ahora buscan privatizar las centrales termoeléctricas recientemente construidas. Inversiones del Estado, beneficios para los amigos del poder.
 Disminuyeron las producciones de petróleo y gas, con lo cual se favorecen las importaciones, que no por casualidad masivamente favorecen a Shell y subsidiarias, más otras anglosajonas.
 Se frenó Atucha 3 bajo falsas excusas de “transparencia”, solo para cancelarla sin motivos valederos. El desguace del Sector Nuclear –orgullo tecnológico nacional- se ve claramente como uno de los muy perversos objetivos de este gobierno. La desarticulación de la Planta Industrial de Agua Pesada, otro de los grandes logros nucleares, ya fue anunciada con vergonzosa impudicia apátrida. De la misma forma, achicaron el presupuesto de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) y el del INVAP, muy posiblemente buscando destruir el Proyecto CAREM, que llegó a ser el más avanzado del mundo en su tipo –Central Nuclear Modular- (en su momento paralizado desde los años ’80), cuando Jorge Lapeña dirigía la CNEA y asesoraba a Alfonsín.
 Se vuelven a permitir sin controles las exportaciones e importaciones de hidrocarburos, sin la obligación de liquidar las divisas dentro de nuestro país, con lo cual vuelven a consumar un vaciamiento de reservas tal como la perpetrada en los siniestros años ’90.
 Se fogonean contratos muy lesivos al Interés Nacional en lo referente a las “energías renovables”, bajo presiones de las transnacionales británicas del ecologismo fundamentalista. Los contratos son dolarizados e indexados, y con prioridad para la venta de energía sin importar el precio, además de exenciones impositivas y otras prerrogativas sin las que esas ineficientes energías no podrían competir.
 Se pretende basar el sistema eléctrico argentino en eólicas y solares, siendo que por sus características técnicas (intermitencias y otras) son inútiles como centrales de base; con lo cual –de concretarse- será caótico el Sistema Interconectado Nacional.
 Los tarifazos, de proporciones salvajes, a costa de la miseria de los sectores medios y bajos, del ahogo de pymes y minipymes, e incluso de empresas de gran magnitud, han provocado una brutal transferencia de ingresos, los que en el rubro eléctrico “casualmente” beneficiaron en un monto total (hasta ahora) estimado en 11.300 millones de pesos, a tres poderosos empresarios vinculados directamente al macrismo (Caputo, Mindlin, Lewis), entre otros amigos del poder. El pretexto es que los tarifazos son para financiar inversiones, lo que según analistas de conocida seriedad y solvencia técnica, es otra mentira monstruosa.
 La excusa de asignar valores internacionales a los combustibles, es otra falacia, pues los costos de producción en Argentina son mucho menores, y la mayor parte del petróleo y el gas que se consumen son de producción nacional. Eso se hace para asegurar utilidades desmesuradas a las petroleras y gasíferas, a costa de la miseria general.
 Impúdicamente se instala la pobreza energética, un concepto crítica y brillantemente expuesto por Federico Bernal, de OETEC.
 Se miente diciendo que en el mundo no existen subsidios a la energía, siendo que son usuales sobre todo en los países que cuidan sus poblaciones y sus mercados internos.
 El litio, que es el “combustible” de los automotores eléctricos del futuro cercano, tiene los mayores yacimientos en Argentina, Bolivia y Chile, lo cual reviste gran importancia estratégica. Pero en vez de realizar acciones mancomunadas entre las tres naciones, en nuestro país el Estado Nacional es el gran ausente, y la actividad es otro coto de caza de las transnacionales, con lo cual los beneficios para Argentina, en ese esquema de subordinación explícita, serán minúsculos, miserables.
 Mientras que con rapidez se hacen gasoductos para exportar a Chile, se margina a regiones y provincias argentinas, como en el caso de la cancelación del GASNEA dejando afuera a Misiones y Corrientes, ante la pasividad de las dirigencias y sectores académicos, empresariales, sindicales, etc., de ambas provincias.
El preocupante tema no se agota, mientras amplios sectores de las clases medias y pobres, siguen hipnotizados y anulados por los medios masivos mercenarios al servicio del desguace nacional; y la mayoría de “la familia militar” y sus prolongaciones de la fuerzas de seguridad, siguen encerrados en perimidos enfoques de los años ’70, ignorantes o desinformados de la actualidad, con lo cual se hacen cómplices y copartícipes del actual acentuado y rápido proceso de desguace nacional.

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