Tránsito: ¿Cuántas muertes debemos llorar para cambiar algo?

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Soledad Adorno tiene al menos ocho meses de recuperación entre cirugías y tratamientos para recuperar su salud. De milagro vive para contarlo. De nuevo la irresponsabilidad al volante. De nuevo una sociedad que mira cómo mientras dura la conmoción los culpables están detenidos y después… la nada.

Esta vez no hubo muertos pero quienes estaban al mando de los dos autos que corrían picadas en plena avenida Uruguay de Posadas la madrugada del lunes 29 de julio son potenciales asesinos al volante, y en tanto y en cuanto vuelvan a manejar o no reciban un castigo real, ellos u otros tan irresponsables como ellos, verán que no sucede nada – una vez más – y tendrán un arma que “sin querer” se puede disparar.

 

¿Quién protege a los que cumplen las normas?

¿Hay que cambiar las leyes, o con las herramientas que la justicia tiene a mano se pueden aplicar estos castigos? ¿Lo que nos sucede como sociedad, es falta de educación vial o irresponsabilidad?

Cualquiera que logre obtener una licencia de conducir debería saber que no se puede cruzar el semáforo en rojo, cuáles son las velocidades permitidas en rutas, avenidas y calles. Debería saber que en el caso de Posadas la tolerancia de alcohol en sangre es cero al conducir, y en el resto de la provincia es 0,5 por ciento. Debería saber que tomar el auto y correr una picada puede provocar la muerte de otra persona. Sí, lo sabe.

Sabe respetar las normas y las respeta cuando visita otro país. Entonces no se trata de un problema de educación sino de irresponsabilidad, de un crónico desapego por las leyes.

¿Por qué? Es posible que la respuesta a esta pregunta sea que, observa, que a la larga todos violan las normas y no vale la pena respetarlas si al fin de cuentas no ocurre nada después.

La sociedad ya se familiarizó con el término culposo aplicado a los accidentes de tránsito. Y sabe que quiere decir que el que mató al volante lo hizo sin intención, según las leyes. Entonces se indigna, escucha los argumentos de la justicia, los vericuetos de los abogados y ve como el acusado se va a su casa. Y llega otro caso, y otro más, y la historia de la provincia tiene varios en su haber que disfrutan de la impunidad.

Hay un antecedente que buscó cambiar el paradigma y estuvo a cargo del juez Carlos Giménez, recientemente ascendido a juez del Tribunal en lo Penal 2 de Posadas.

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Cambió la caratula de homicidio culposo a simple en el caso de Gastón Brunner, joven que con 1,44 gramos de alcohol en sangre manejaba a alta velocidad y desató una tragedia cuando chocó de frente con otro vehículo y mató a dos personas, además de herir a varias más. 

Consultado por Economis, Giménez coincide en que la justicia puede encontrar herramientas para que los castigos no sean tan blandos, aunque admite que el Código necesita modificaciones que no den lugar a interpretaciones.

“Las últimas reformas al Código Penal argentino fueron parcializadas y la gran mayoría a raíz del clamor social, sin tener en cuenta las consecuencias, trayendo serios problemas a los operadores judiciales a la hora de aplicarlas. Considero que debería haber una reforma integral”, explica.

¿Pero así como están las leyes no hay mucho más para hacer para intentar frenar estos hechos que terminan en muertes?

“En lo que respecta al agregado del artículo 84 bis del Código trae más dudas que certezas. Estipula homicidio culposo agravado, elevando a seis años el máximo, cuando hay más de una víctima fatal, cuando pasa semáforo en rojo, o se excede en el límite permitido de alcohol en sangre o cuando hay culpa temeraria, o abandona a la víctima siempre que no se encuadre en abandono de persona. El legislador habla de la culpa temeraria que en nuestra legislación nacional no se habla tanto en doctrina o jurisprudencia. En fin, todos los siniestros viales quedan en el ámbito de la culpa y no del dolo”.

“Pero la aplicación del dolo eventual considero que no se aplica a los efectos de dar un mensaje a la sociedad ni ejemplificar nada, ya que el fin no es la pena en sí sino que la persona condenada pueda reinsertarse en la sociedad”.

Como sociedad debemos hacer hincapié en una educación vial, controles rigurosos, exámenes de carnet realmente rigurosos, y buena infraestructura vial

El magistrado remarca que en el caso de un evento dañoso, es decir si una persona va a exceso de velocidad pasando semáforos en rojo con un vehículo preparado para correr a alta velocidad por un lugar de tránsito de personas, surge que esa persona sabe el daño que puede ocasionar, sin embargo su conducta fue de indiferencia. En estos casos se puede entender como dolo eventual, y se podría prever en una reforma del Código alguna cláusula sobre dolo eventual. Las estadísticas de lesiones y muertes en siniestros viales o la justicia no van a solucionar el dolo eventual, dice.

¿Controles sí o no?

Cierto es que la sociedad necesita ponerse de acuerdo a la hora de reclamar controles de tránsito. Si vamos de paseo por la provincia y nos paran diez veces, son una molestia y ralentizan la marcha. Si piden los papeles del auto en un control de rutina lo hacen para cobrar multas. Si hay radares son cuestionados en su legalidad, etc. Pero cuando ocurre un hecho de muerte al volante por imprudencia, reclama que los controles no están. ¿Hacen falta más controles? Sí. Y efectivos. De esos que buscan un cambio de conducta, con los que realmente infringen las leyes y pueden provocar una tragedia.

Habría que replantearse algunos casos en los que el que mató corriendo picadas y alcoholizado no tenga consecuencias tan leves

Pedro Duarte es director general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Gobierno de la provincia. Admite que toda la tarea que se pueda hacer de prevención y de capacitación no alcanza.

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“Siempre decimos que los siniestros viales responden a distintos tipos de causas, algunos responden a la imprudencia de los conductores, otros a comportamientos temerarios como en el caso de estas personas que conducían sus vehículos haciendo una picada, que ni siquiera pueden alegar haber estado en una situación de inconciencia porque el test de alcoholemia les dio cero, entonces no dimensionan, ni les interesa el daño que pueden causar a otra persona, no solamente a sí mismos. Ya sea por imprudencia o por la razón que fuera, todas tienen que ver con la falta de responsabilidad y la falta de conciencia”.

Ejemplificó que cuando la Provincia decidió poner radares en rutas, hubo una reacción en contra. “Esa decisión generó muchos debates y reacciones pero en el fondo las discusiones pasan por una cuestión formal por criticar si un radar está o no señalizado cuando todo aquel que tiene una licencia de conducir debería saber las velocidades permitidas”.

Duarte considera que para frenar las muertes al volante hay muchas herramientas aunque también se debe plantear que hay una falta de conciencia.   “Como sociedad no estamos a la altura” y planteó que modificar el Código Penal desde el Congreso es necesario. “Que se dé el debate para una modificación  es de extrema necesidad y urgencia, para buscar una solución a la etapa posterior a los siniestros.  Hay casos en los que no queda otro remedio que aplicar las consecuencias jurídicas y que las sanciones sean más severas”.

De acuerdo a cifras de la asociación Luchemos por la Vida, en la Argentina hubo en 2018, 7274 muertes en accidentes de tránsito, y Misiones se ubicó en el puesto cinco con 329 fallecidos, pero detrás de provincias con gran cantidad de habitantes como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe.

Pero las estadísticas si bien son necesarias como punto de partida, el debate es qué hacemos en serio y de una vez por todas como sociedad para no lamentar más muertes y para no llorar dos veces ante la impunidad, porque claramente lo hecho hasta acá no está resultando suficiente.

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