Muñequito, tres décadas inmortalizando momentos deportivos

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Retratando instantáneas desde tiempos memorables. Más precisamente desde 1986, de ahí para delante los vio pasar a todos: planteles, jugadores, jugadas, goles y conquistas, porque no también alguna que otra frustración. Todos lo conocen como “Cantinflas”, “Muñequito” o “Fogonazo”, pero pocos saben que su nombre es Julio De Lima.

“Ahí viene la barra buena nene”, “hoy vas de titular en el banco”, “la fotito muñequín”, son algunas de las frases características que suelta en cada cancha del fútbol posadeño. Con un fantástico sentido del humor y una sonrisa dibujada en su rostro, se convirtió en uno de los personajes más queridos en el ambiente del deporte local.

Todos los momentos económicos del país suele castigar duramente a los sectores de la sociedad, a algunos más que a otros. No fue la excepción para Julio, que con el retorno de la democracia a la Argentina decidió volver a sus pagos desde Buenos Aires junto con a su mujer y su pequeño hijo que actualmente está radicado en Chile.

La pasión por la fotografía no se dio de un día para el otro. Llevó su proceso. La venta de escobas, el corte de pasto con machete y demás changas no eran suficiente para contener a la familia por lo que fue necesario buscar una nueva alternativa que casi sin querer lo depositó entre los personajes más representativos del fútbol posadeño: la fotografía.

Por necesidad me animé a agarrar la máquina fotográfica y mucho más porque era para sacar fotos en partidos de fútbol, que es mi pasión”, recordó con ceño fruncido aquel momento en que su cuñado, Rubén Verdún, le ofreció la cámara para que retratara imágenes en torneos de barrio “no sabía ni agarrar la máquina, pero con el correr del tiempo le fui tomando el gustito”, indicó Muñequito quien supo jugar en la sexta división del club Sarmiento de Posadas. Aunque también reconoce que al principio supo captar postales en hockey, boxeo, básquet y fútbol de salón.

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Casi sin imaginarlo comenzó un vínculo afectivo y fanático, no solamente con el oficio de fotógrafo sino que igualmente con la gente que lo reconoce, hace 33 años, por su carisma, simpleza y humildad. En todos esos años, las anécdotas brotan como la humedad misionera pero el escoge las más graciosas y divertidas que comparte, por supuesto, con los protagonistas.

“A los fotógrafos nos apodan de distintas formas, pero Cantinflas es el que más me gustó. Viene de la época del torneo infantil la LIDAI, donde los chicos con mucho ingenio me llamaron así… jaa!”, expresa con felicidad.

Otro de los recuerdos se dio en el marco de una velada boxística, en donde un debutante pidió que retrate algunos momentos de la pelea “sacame algunas fotos para tener de recuerdo”, le indicó. Muñequito acató el mensaje y después de unos días le acercó varias fotos “como me vas a vender esta foto”, le dijo el deportista quien en la imagen mostraba como recibía un Uppercut al mentón “anda a venderle al que me pegó, el te va a comprar esta foto”, le dijo el boxeador, comentó el fotógrafo.

Asimismo recuerda patente un gol de Marcos Morcillo, con camiseta de Bartolomé Mitre, en cancha de Candelaria “fue un golazo de afuera del área, justo estaba atrás del arco, y atiné a sacarle la foto a la pelota entrando justo al ángulo. Lo busque a Morcillo y le mostré la foto “pero acá no salí yo”, me dijo… ahh no sé, esta es la pelota de tu gol, le expresé”. Un verdadero personaje, un grande.

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También hubo tiempo para recordar el paso de Diego Maradona por cancha de Guaraní Antonio Franco y el de Carlos Monzón por el anfiteatro Mauel Antonio Ramírez.

Las nuevas tecnologías van abarcando todos los frentes y en el ámbito fotográfico se hace sentir. Es por eso que hace un par de años, su hijo, le envió las primeras cámaras digitales desde el país trasandino para que deje de lado las máquinas a rollo y le llegue la modernización “el mundo digital me cuesta bastante, todo lo contrario con la juventud que manejan todo. ¡Me siento un jubilado!”, se ríe Julio De Lima.

Ese intercambio le genera satisfacción, lo reconforta y le da energías para continuar en esta etapa de su vida disfrutando más aún del espectáculo deportivo en “primera plana”: “Que la gente se me acerca a pedirme una foto me genera alegría como la primeras veces. Hay algunos que me dicen: “me sacaste fotos a mí, a mi hijo y ahora a mi nieto””, resalta emocionada, haciendo fuerzas para contener las lagrimas que comenzaban a desbordar los ojos.

Muñequito siente que va quemando los últimos cartuchos, que los jóvenes junto a las nuevas tecnologías han copado el centro de la escena. Sin embargo el posee el carisma de las grandes personas, un don que pocos atesoran.

El fútbol es su cable a tierra, no interesa la categoría, el estadio, la cancha, el es feliz con lo simple.

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