La historia de la inflación en Argentina

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“Para bajar la inflación soy monetarista, estructuralista y todo lo que sea necesario; y si hay que recurrir a la macumba, también” (Adolfo Canitrot, viceministro de Economía de Alfonsín
A lo largo de su historia, Argentina se ha caracterizado por numerosos episodios inflacionarios e hiperinflacionarios, siendo un caso de estudio en todo el mundo por la frecuencia e intensidad que estos presentaron. Durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue de 105% anual, siendo el máximo histórico de 3079% en 1989. En este informe se presentan gráficos con la variación interanual de precios desde que el Indec posee una serie mensual de precios, como así también la inflación registrada en cada una de las presidencias del período, expresada en términos anualizados, para poder realizar una comparación entre cada presidente. En los períodos de cambio de mandatarios se le asignó la inflación mensual al presidente con mayor cantidad de días gobernados durante ese mes.
Desde la década del cuarenta hasta la muerte de Perón
Desde el primer dato oficial de precios al consumidor en enero de 1943 hasta la muerte de Perón en julio de 1974, fueron 14 los presidentes argentinos (incluyendo los constitucionales y los de facto). La mayor variación interanual de precios durante este período se registró a mediados de 1959 bajo la presidencia de Arturo Frondizi, con una tasa de inflación que superó el 120%. Sin embargo, el presidente que experimentó una mayor tasa de inflación promedio durante su período de gobierno fue el presidente de facto Alejandro Lanusse con un 63,4% de inflación anualizada en sus poco más de dos años en el poder. En el extremo opuesto se ubica Héctor José Cámpora, con una inflación anualizada de -30,1%, ya que durante su único mes de gobierno la variación de precios fue de -2,9%2 .


Los setenta y los ochenta: de la alta inflación a la hiperinflación
Los años siguientes al fallecimiento de Perón en 1974 significaron una etapa de profunda inestabilidad económica y social para la Argentina, en un contexto de crisis de la deuda latinoamericana. En términos del nivel de precios, esta conflictividad produjo que en el año 1989 se alcanzara la máxima tasa de inflación del país, bajo la presidencia de Raúl Alfonsín. La variación de precios promedio de ese año fue de 3079%, registrándose también una devaluación histórica (el tipo de cambio registró un aumento de 4771% anual con respecto al dólar). La pérdida de valor de la moneda fue tal que durante este período se realizaron dos cambios de símbolo monetario: en el año 1983 se reemplazó el Peso Ley por el Peso Argentino, y en 1985 este último fue sustituido por el Austral.
El presidente que registró una mayor inflación anualizada durante el período fue Reynaldo Bignone con un 401,7%.


La convertibilidad y la posconvertibilidad
A partir de la Ley de Convertibilidad del año 1991 que fijó la paridad del Austral con el dólar, y la posterior sustitución de aquella moneda por el Peso, comenzó en Argentina un período de drástica reducción de la inflación y posterior estabilización del nivel de precios, registrándose incluso años de deflación. Sin embargo, la inflación promedio durante la presidencia de Carlos Menem fue significativamente elevada (69,7% anual), producto a la variación de precios registrada durante los primeros años de su gobierno. Vale destacar que la inflación fue alta en su primer mandato (147,5% anual) y nula en el segundo (0% anual).
La recesión de finales de los años noventa se tradujo también en un período de deflación: durante los dos años de la presidencia de Fernando de la Rúa la variación de precios fue negativa, con una tasa anualizada de -1,1%. La devaluación de 2002 impactó en el nivel de precios durante la presidencia de Eduardo Duhalde que tuvo una inflación anualizada de 29,3%. Tras un período de estabilidad de precios, la inflación volvió a ser un tema de preocupación nacional desde 2007, cuando la tasa anual superó el 20%. Estos niveles de inflación (no reflejados en los indicadores oficiales de precios, que fueron sistemáticamente alterados hasta 20154 ) caracterizaron a la mayor parte de los años de gobierno de Cristina Kirchner.
La administración de Mauricio Macri, enfrentada a los efectos inflacionarios de la unificación cambiaria y la actualización de las tarifas de los servicios públicos (que habían estado virtualmente congeladas durante más de una década), a la fecha no ha conseguido reducir estos guarismos.


La inflación ha sido una constante de la historia argentina de las últimas décadas. Salvo períodos excepcionales (el más prolongado fue el de la convertibilidad), la economía argentina registró un nivel inflacionario elevado. Resulta significativo señalar que solo 5 de las 26 presidencias analizadas registraron variaciones de precios menores a los dos dígitos, mientras que en el extremo opuesto, seis presidentes tuvieron inflaciones anuales superiores a los tres dígitos.
Considerando la persistencia y la magnitud del fenómeno, y los efectos adversos que la inflación tiene en la economía5 , la búsqueda de una solución debería ser una prioridad para las autoridades públicas y los diversos actores involucrados.
 

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