La agroecología es “otra forma de producir alimentos”

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Así lo afirma Javier Souza Casadinho, ingeniero agrónomo. Quien plantea que el objetivo es producir alimentos sanos con cuidado del ambiente y sin agrotóxicos. También plantea la necesidad de rediscutir “para qué producimos” y “cómo nos alimentamos”.
Producción agropecuaria con menos costos, mantener la rentabilidad, con obtención de alimentos sanos, cuidado del ambiente y nulo uso de agrotóxicos. Son algunos de los principios de la agroecología, forma de producción en las antípodas del agronegocios (de transgénicos, químicos y comodities), que tuvo su primera semana de abordaje integral en Misiones. Donde hubo intercambio de experiencias concretas que confirman que otro modelo agropecuario de cuidado del ambiente es posible y necesario.
El ingeniero agrónomo, Javier Souza Casadinho, docente de la UBA e integrante de la organización internacional Rapal (Red de Acción en Plaguicidas) fue uno de los especialistas que visitó la provincia para debatir sobre este modelo productivo. Participó de dos charlas, una en Gobernador Roca y otra en Posadas.
En la primera se habló sobre la transición a la agroecología y en la segunda se abordó el concepto de Soberanía Alimentaria. Aquí parte de la entrevista con Economis antes de esas charlas:
-Javier venís a capacitar a productores e interesados sobre la transición a la producción agroecológica y luego sobre soberanía alimentaria
En realidad la idea es intercambiar siempre, no es capacitar sino compartir miradas y preocupaciones. Compartir saberes y modos de ver la realidad. Así como de como intervenir en la realidad
-Juancito Yadhian (médico misionero) una vez en una entrevista me repregunto y me planteó que no es “cómo producimos, sino para qué producimos” y eso es lo que se trata de mostrar en la semana de la Agroecología
Si un amigo mio. Claro, son preguntas muy obvias. A ver, soy docente de la Facultad de Agronomía donde dicto la cátedra de Sociología de la Extensión Rural donde uno de los ejes es esto, repreguntarnos para qué producimos. Porque no es tan obvio. Todo el mundo cree que se produce solo para ganar dinero, que no está mal aclaro.
Pero muchas veces se produce por otras razones, que tienen que ver con la soberanía alimentaria, el cuidado de bienes naturales, para reproducir parte de la cultura local. Hay muchas cuestiones de pensar por qué, para qué y qué se produce.
– Este Gobierno nacional viene potenciando los agronegocios, como el monocultivo de la soja que en los últimos años es la principal fuente de financiamiento de los gobiernos. Dejando de lado quizás la producción de alimentos
Esto es clave. Yo siempre aclaro que la Argentina siempre dependió de una canasta muy pequeña de productos. A los que nos interesa la historia agraria vemos que si bien la soja es la vedette ahora, en algún momento fue el trigo, mucho tiempo fue la carne y durante gran parte fue el lino.
Para que veas, el otro día estaba leyendo un articulo que hablaba de la producción agrícola en el país, de 1790, y si vos haces una extracción el problema es similar a la de hoy. La ganadería como eje de la producción que desarticulaba la producción, que determinaba que exportábamos carne e importábamos todo lo demás. Pasaron 200 años y estamos igual.
Pero al mismo tiempo ese mismo trabajo mostraba que había una resistencia. que desde la lógica campesina. había grupos de productores que plantaba trigo para autoconsumo. Lo que el gran capital veía que era negativo para sus propios intereses. cómo dedicar tierras para la agricultura y no para producir ganadería. Había productores con muchas dificultades como hoy, de acceso a la tierra, a la tecnología, con problemas del clima.
Entonces tenemos que repensar juntos. desde la política y desde las acciones, estas cuestiones. El para qué producimos, que producimos, si lo haremos todos, si lo vamos a exportar y vamos a comprar todo el resto. O vamos a apoyar la producción familiar para producir alimentos.
A lo largo de la historia hemos dependido de la carne, de las ovejas, del lino. Ahora vemos que China va a comprar menos soja y veremos como impacta en las exportaciones y en la balanza de pagos.
Hay que acompañar a los productores, porque los productores también están pasando por un proceso similar. Aquí en Misiones vemos que productores en Montecarlo y Caraguatay donde trabajo con la Universidad y los productores dejan la producción familiar y apuestan a plantar tabaco en sus dos o tres hectáreas, venderlo y comprar todo el resto. Pero a veces no alcanza y vemos la dificultad de acceder a los alimentos.
– Ahora que habla del tabaco, Misiones tiene una gran historia en lucha contra el uso de los agroquímicos y ahora se vuelve ese debate por el uso del glifosato. Que debe saber el productor para valorar el impacto de este debate sobre los ahora llamados “fitosanitarios”
Este es un debate importante. Hace dos semanas desde el entonces Ministerio de Agroindustria se convocó a una consulta pública, que se dio en Diputados y allí abrimos el debate con esta conceptualización que es importante. Este eufemismo de “fitosanitarios” o “agente para la protección de cultivo” como dicen los productores que algunas tabacaleras les hacen poner en los galponcitos donde los guardan.
No es menor la concepetualización. Es un debate que se viene dando hace tiempo. El termino usado debe implicar el riesgo que tiene el uso del producto. Aquí en Misiones debe ser la provincia del país con mayor uso por unidad de área productiva de estos elementos, quizás solo superada por la zona de producción horticola y de manzanas.
Hay muchos investigadores que han revelado el uso de 12 o 13 agroquímicos en la producción de tabaco, entre los herbicidas, matabrotos, insecticidas, fungicidas y acaricidas. Que atraviesan todos los tipos sociales, desde el productor campesino al productor empresarial, el paquete tecnológico es el mismo.
Esto lo ha reflejado en muchos trabajos de campo de Juan Yadhian y Hugo “Bubi” Gómez Demaio y lo hemos discutido y visto. Se da como una naturalización de los problemas ambientales y de los efectos en la salud de los misioneros. Es natural que una familia tenga un hijo con discapacidad, se ve con naturalidad los abortos espontáneos o que los hombres presenten problemas a nivel reproductivo.
Cuando analizamos cual es la valla más fuerte para la expansión de la agroecología, una es esa, como salimos de este monocultivo mental. De este esquema que nos hace depender tanto que los agrotóxicos a los productores, a los tomadores de decisiones, a los técnicos y nos hace pensar que no se puede producir de otra manera.
Acá en Misiones se va a dar un gran debate el año que viene, porque el convenio de Estocolmo, desde las ONG´s y algunos Gobiernos europeos se va a proponer prohibir la sulfuramida, componente principal del Mirex. No va a ser fácil, porque la sulfuramida tiene muchísimos usos además de hormiguicida, en la industria petrolera, textil. La situación es la misma que se dio en los casos del bromuro, el fipronil, el paraquat, la atrazina que son prohibidos o de uso restringido en el mundo y aún se siguen ocupando.
En muchos casos estos debates excede a la producción agrícola, por ejemplo con el uso de herbicidas en la prevención del dengue, los químicos en el cuidado de las mascotas, en la producción yerbatera, en las plantaciones de pinos y eucaliptus y otros productos. El uso de los plaguicidas por unidad de área es extremadamente alto, por los productos que se están usando por la cercanía a las comunidades.
Es un debate importante para discutir y tomar decisiones sobre estos temas.
-Hablábamos de que producir para generar una renta o ganancia no está mal
Claro, yo siempre digo que la agricultura es una actividad lícita. No está mal que el productor obtenga un beneficio. Lo que tenemos que discutir es que tipo de beneficio.
– Aquí estamos muy influenciados por Brasil y Paraguay donde se producen alimentos sin medir el costo ambiental o que usamos, con tal de producir más. Y el productor puede plantear que de esta forma produce más y agroecologicamente producirá menos. Que podemos decirle.
Son discusiones que tenemos que darnos. Por suerte la agroecología tiene una buena aliada, que es la “economía ecológica”, que nos da unas pautas para poder discutir en principio los sistemas económicos insertos en la naturaleza.
Una de las ideas para pensar esto, es esta idea que nos regalaron los agrónomos que viene de la economía, la “obtención del máximo beneficio” que es algo que tenemos que discutir con los tomadores de decisiones y con los productores, “hacia qué nos lleva obtener esos máximos beneficios”.
Qué insumos ocupamos, cómo tratamos el suelo, eso es lo importante. Pensar más en el beneficio de producir sustentable a largo plazo, pensar en la utilización de los insumos, estamos muy permeados los agrónomos por la ley de los “rendimientos decrecientes”, uno usa los insumos hasta que es rentable. Pero que pasa si mientras es rentable es altamente contaminante, eso nunca se discute.
Tenemos que discutir eso, el acceso a la tierra, la política impositiva por ello se debe producir mucho en poco tiempo. Por eso tenemos que discutir los beneficios a mediano y largo plazo en vez de esta cuestión de lo instantáneo y lo inmediato.
En nuestras clases de Sociología Rural discutíamos mucho esto que sucedía en la región pampeana donde la tierra era parte de la herencia y por eso los hijos debatían el beneficio de cuidar la tierra porque era para ellos. Ahí entraba la idea de las rotaciones de los cultivos, la inclusión de los cultivos no por ser productivos, sino por ser regenerativos. Esto no fue hace siglos, sino hace no más de 20 años y ahora se perdió.
Ahora la tierra no es un bien de herencia, sino que es un factor más de producción que ponemos y sacamos. Esto lo tenemos que repensar los productores, técnicos porque la tierra no es un factor de producción, porque ahí hay vida, microorganismos.
Por suerte están los productores agroecológicos que vienen planteando estas cuestiones. Este año visite zonas de Buenos Aires, Corrientes, Misiones, Mendoza, donde hay productores que piensan en algo rentable pero con sustentabilidad. Producen trigo, soja, nogales, no pensando en el máximo beneficio, sino analizando el agroecosistema, que cosas van a entrar o van a salir, como generamos más relaciones entre los sistemas. Encontramos productores que vuelven a plantar árboles en la región pampeana.
No está mal producir para el mercado. Solo hay que ver las condiciones reales de producción y reproducción de esa unidad.
– Otro de los temas de sus charlas es el concepto de Soberanía Alimentaria
Es un tema que estamos trabajando mucho en Buenos Aires y en otros distritos del país. Lo vamos tocando según la demanda de la población.
Lo pensamos desde la producción. Producción de alimentos, autoproducción de semillas, las huertas agroecológicas. La idea es centrarnos en producir alimentos realmente agroecológicos, que volvamos a producir alimentos.
Yo discuto mucho la idea de que Argentina está produciendo alimentos para 3 o 4 veces la población. La pongo en discusión, tenemos que ver si toda la soja es comida, si los árboles exóticos son comida. Vamos a tomar ese tema de la producción.
Otro eje importante es la calidad de lo que estamos comiendo. Otro eje importante que tomamos con consumidores urbanos. Qué estamos comiendo. Ahí hay muchas dudas por el uso de plaguicidas, de los productos transgénicos, desde cuando vamos a la carnicería o la verdulería, hasta cuando abrimos un paquete y no sabemos que hay adentro y lo estamos por comer.
En otras partes estamos viendo el tema del acceso. Ver como hacer nexos entre productores y consumidores, que parece fácil pero no lo es. Estamos viendo como los ligamos a partir de los mercados de cercanía, las compras comunitarias, encuentros entre productores y consumidores en las Ferias y otros lugares específicos. Esto se da mucho en los centros urbanos.
También estamos trabajando en la continuidad al acceso. Como hacemos que este acceso al alimento sano de calidad y a precio adecuado. Que el productor no venda barato o el consumidor no pague 10 veces más de lo que recibe el productor
La alimentación tiene además de las cuestiones culturales, geográficas, relacionadas por el clima. Un componente político, que debemos verlo. Tenemos que discutir si el Mercado o el Estado nos define que comemos, o si el ciudadano libre puede elegir que come, cuanto y con que calidad.
La soberanía alimentaria es un tema que va tomando mucho espacio en principio en los sectores urbanos principalmente. Donde las clases medias altas con acceso a la información y con poder adquisitivo se esta preguntando que como y cómo como. Pero también se está dando este debate en las clases más populares.
Nosotros vamos proponiendo estos temas, según donde vamos a dar las charlas. Pero las problemáticas siempre son similares. La contaminación de los alimentos y el acceso son problemas constantes. En los grandes centros urbanos como Buenos Aires se buscan diferentes alternativas para la producción, porque cada vez está quedando más lejos por la propia urbanización y esto aumenta los costos logísticos y el tiempo de corte y consumo.
-No es solo producir sino como nos alimentamos
Debemos recuperar la soberanía alimentaria como un poder de decisión, pareciera que el comer se nos ha puesto como una imposición “tengo que comer”. Pero es algo inherente a todos los animales el tener que comer.
Pero hemos perdido el tiempo de comer como un momento de socialización, de compartir, que es algo que se añora. Comer es mucho más que ingerir alimentos, hay una cultura que recuperar y un espacio que estamos perdiendo. No se si lo podremos recuperar como era hace 30 años, pero si tenemos que buscar tener más poder de decisión en que y cómo comemos.
Esto va de la mano de la idea de la producción. Que implica cómo rediscutimos la producción de alimentos, en este esquema que se promueve más los productos para exportación, donde el eje esta en exportar, en agregar tecnología, fíjate el énfasis en el nombre de la cartera “Agroindustria”. Fíjate en los problemas que tenemos en el INTA y en Agricultura Familiar, donde se los busca invisibilizar y no ver la producción de alimentos y de empleo que generan estos espacios.

Souza Casadinho en una de sus charlas

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