¿Es sostenible la deuda pública?

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En la actualidad las crisis macroeconómicas no solo están relacionadas con la balanza de pagos y la escasez en el nivel de reservas por parte de la Autoridad Monetaria, que fueron las que padeció la Argentina en los periodos 1957 – 1964, cuya solución forzada no era más que devaluar y hacer el ajuste para la reactivación del nivel de actividad económica, el ejemplo fue, en el año 1959 con una contracción en el Producto Bruto Interno superior al 6 % pero con mayores ingresos de dólares a consecuencia de la mejor competitividad que se iniciaba nuevamente con un periodo de bonanza, que años después terminaba en una nueva recesión, denominada por el Lic. Miguel Kiguel crisis de “Stop and Go”.
El esquema cambió, hoy en día las crisis ya no son solo relacionadas con la escasez de reservas producto de que las exportaciones no logran generar las divisas genuinas que demanda el crecimiento de un país (restricción externa), sino que cuando los flujos de capital disminuyen fuertemente, con una reducción del nivel de actividad económica y una depreciación cambiaria que implica un incremento del costo de la deuda pública externa, agudizando las necesidades de financiamiento, cuya consecuencia son las crisis denominadas “macrofinancieras”.
En la publicación efectuada por la CEPAL por los autores Ricardo Martner y Varinia Tromben se hace alusión a que la combinación de escaso crecimiento económico con grandes depreciaciones de las monedas, cuando gran parte de los pasivos (deudas) de los países son dolarizadas, fueron el papel preponderante de las crisis entre 1998 y 2002. Uno de los problemas consiste en lo que se conoce como “pecado original” -Eichengreen y Hausmann Año 1999- que es la imposibilidad de un país emergente de endeudarse externamente en su propia moneda, causal principal del origen de la bola de nieve, lo que genera una fragilidad estructural originada por el descalce de las monedas (El estado recauda en pesos y su deuda es en dólares).
¿Cuál es la situación de Argentina?
La Argentina desde hace varios años está gastando más de lo que recauda, lo que implica que ese gasto en exceso deba financiarse mediante alguna fuente, tal como lo realiza cualquier familia cuando por una determinada cuestión su sueldo no llega a cubrir sus gastos domésticos emplean el uso de la tarjeta de crédito.
En términos del Producto Bruto Interno el Déficit Financiero (incluye intereses de deuda) en el 2017 ascenderá a un porcentaje estimado del 6,9 %, con un Stock de Deuda Pública Total como porcentaje del PBI cercano al 60 % según las consultoras privadas a consecuencia del incremento de la deuda para financiar lo que se gasta demás.
Claramente el incremento del stock de deuda total no es sostenible en el tiempo, tal como lo anuncio el propio presidente de la Nación, el Ing. Mauricio Macri y más aún, por el impacto que pueda tener el incremento de la tasa de la FED de Estados Unidos que traerá aparejado un aumento de la deuda pública, dada la inserción nuevamente al mercado de capitales tanto de las Provincias como de la Nación tras la salida del default.

El gráfico que antecede es el fiel reflejo del descalce de las monedas en la República Argentina por la diferencia de la composición de las monedas del activo de nuestro país con respecto a sus pasivos, dado que tras la salida de la convertibilidad el stock de deuda paso del 45% en el 2001 al 128 % en el 2002, lo que llevo a un incremento del 83 % y se tradujo en la cesación de pagos de los servicios de deuda (default).
Asimismo, cuando las exportaciones en la Argentina en promedio representan el 22 % del PBI, que son los dólares genuinos que ingresan a la economía por las ventas de los bienes y servicios que se le realizan al resto del mundo, corresponden a un coeficiente bajo de apertura económica, siendo un limitante en relación a la participación del stock de deuda extranjera sobre el PBI, pero cabe aclarar que hoy en día las reservas internacionales del BCRA le otorgan un margen de maniobra dado que éstas ascienden a un total de 62.665 millones de dólares.
¿Cómo asegurar la sostenibilidad de la deuda pública?
Conforme al artículo publicado por la CEPAL en la Revista 84 en Diciembre de 2004, los países deben realizar lo siguiente:
a) Adoptar políticas que garanticen superávit primarios suficientes para controlar la deuda pública, en dicho sentido la Argentina empezó a aplicar metas fiscales para ello y de acuerdo a las nuevas reglas de responsabilidad fiscal, el crecimiento económico es
vital, dado que tanto el Estado Nacional como las Provincias se comprometieron a mantener constante su gasto primario total y su mejora en el resultado fiscal dependerá del crecimiento económico, que para este año, la tendencia demuestra que se revertirá el flagelo de los años pares.
Lo que importa es adoptar un margen de seguridad para alcanzar una meta “segura” de un cociente de deuda pública sobre el PBI no superior al 30 %, que es un camino largo para ir reduciendo gradualmente la “bola de nieve”.
b) Que las instituciones financieras internacionales (IFI) emitan deuda en una nueva unidad de cuenta: un índice de una canasta de monedas de países en desarrollo, donde las IFI actuarían según el informe, como intermediarias en el proceso de emisión de bonos soberanos para eliminar el efecto del descalce de las monedas generadas por los préstamos.
c) Los países emitan bonos indexados al crecimiento para poder reducir el efecto pro cíclico de la política fiscal, dado que los intereses de deuda se reducirían en contextos recesivos y aumentarían en periodos de auge, asegurando en tal sentido, que la deuda sea sostenible en el tiempo.

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