Emergentes en emergencia

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Hola amigos lectores. Por fin podemos gritar al unísono: “Sí se pudo, sí se pudo”. “Lo hicimos” “Eureka”. “Vencimos, Eureka”. Hasta se me pianta un lagrimón cuando veo y escucho que Argentina es un país emergente. Es como ascender de la C a la B sin ganar ningún partido. Y en cualquier momento de la B a la A con el título de “desarrollados”. 
La llegada de Macri al poder ha sido un verdadero “shock” de confianza. No hay dudas. Me siento optimista, con energía, pum para arriba. Cada mentira –digo medida- es una nueva vuelta de turcas a este gran plan que tenemos. Bueno, algunos desconfiados hicieron que el dólar se vaya a las nubes, que el peso no valga un soto, que el presidente del Banco Central se las tome y etc. ¡Ah! Y que debamos ir al último recurso, el Fondo Monetario Internacional, para que nos preste guita. 
Detalles que a usted realmente no le tiene por qué preocupar. Son todas buenas nuevas. Además, en tanto y en cuanto la tapa de los diarios la ocupen temas tan importantes y necesarios como el mundial -que se nos precipitó sí, pero aún va a dar que hablar- vamos a zafar. De lo contrario, algo se nos va a ocurrir. La imaginación no tiene límites: la muerte de Nisman, Cristina vuelve, De Vido capaz que choreó, militares en la frontera, etc. etc.
Volviendo a la buena nueva, nos costó. Y claro que costó señores, las cosas buenas siempre cuestan un poco. Pero tiene al fin esta hermosa recompensa. Hemos hecho historia, en dos años y medio, la deuda pública total representa cerca del 60% del PBI. Según los datos oficiales, “los no cambiamos un pomo”, tomamos deuda por más de US$ 96 mil millones entre diciembre de 2015 y mayo de 2017. Para 2016, último dato publicado por la Secretaría de Finanzas del Ministerio equivalente, la deuda pública total se ubicó en US$ 275.500 millones, es decir, un aumento de casi US$ 35 mil millones con respecto a 2015.
¿Entiende cuál es la diferencia entre emergente y emergencia?
Le explico mejor: emergente es aquel país que experimenta una alta tasa de crecimiento económico y una rápida industrialización, y emergencia es el estado en el que se encuentra ahora usted.
Pero mi gente linda, al fin y al cabo, como dijimos muchas veces los del grupo empresarial que ahorramos en dólares en el exterior y gobernamos este endeudamiento, todo es transitorio y temporal. O sea, salvo que venga el Big Bang y Argentina desaparezca, nuestros tataranietos todavía estarán pagando esta “fucking” deuda.
Los datos oficiales para ese año son más que alentadores, muestran un considerable incremento en la participación de la deuda argentina en manos del sector privado. Cualquier hijo de su buena madre, podría pensar que algún mal nacido con información oficial, les avisa a sus amigos financistas que tomen deuda de nuestro país; total garantizamos el pago de esa deuda con la plata que nos presta el Fondo Monetario Internacional que, paradójicamente, nos procura dólares para responder al pago de vencimientos de deuda contraída previamente. Si quieren saber, háganse amigos míos, tengo data.
Otra buena noticia, desde que Mauricio Macri asumió la Presidencia la inflación acumuló un poco más del 100 por ciento y el peso argentino es la moneda más devaluada del mundo en el 2018. Circula por las redes un video de “Los Leucos” entrevistando a Marquitos Peña y a Rogelio Frigerio, donde afirmaban que devaluar y endeudarse era seguir con el modelo K. O sea, cambiar no cambio nada. Mentimos para llegar al poder y si así lo hicimos, imagÍnenseNNN lo que haremos para conservarlo.
También hemos anunciado que vamos a vender US$100 millones diarios en los próximos 75 días para calmar al dólar. Los fondos que venderá el Banco Central forman parte de los primeros US$15.000 millones del paquete de US$50.000 de asistencia financiera que acordamos –pensando en usted- fantásticamente con el FMI. 
En suma, somos más de lo mismo. Pero esto va a calmar las cosas y la perrada no va a chillar. La gente no quiere saber de problemas, sólo quiere distracciones.
Mis amigos, por si no sabían, los países emergentes son el objeto de deseo y la tentación de muchos inversores de capitales fugaces. A pesar de ser mercados inestables que combinan años de fuerte crecimiento con otros ciclos económicos negativos, consiguen rendimientos muy positivos, por encima de la renta variable de países desarrollados. Por ejemplo, los fondos de inversión que ponen guita en la famosa “timba financiera” y se vuelan pronto. Así que les sugiero que hagan como mi amigo el presidente del Banco Central y pongan su guita en algún fondo que administre el JP Morgan, que fue quien nos dio la calificación de la risa.
También caracteriza a estos países -los emergentes- la baja renta per cápita de su población, y como contrapartida beneficia al sector exportador. La polarización en el reparto de la riqueza lleva a que la clase media sea pequeña y por ello -repito- la renta per cápita baja. ¿Usted me entiende? Le traduzco; no vamos a poder cumplir -tampoco- con la promesa de la pobreza cero y la clase media la va a pasar mal. Le vamos a “vender” que se exporta mucho, pero la realidad de su bolsillo será como Caballero en el arco de la selección argentina, no la van a ver. Plata, plata, platita, harán los pools de soja, las automotrices, papá y otros pocos. En definitiva, todo lo bueno lo dejaremos para algún segundo semestre y nos re re re plantearemos las metas y todo ese bla bla amarillo de nuestro consolidado grupo empresarial, con globo pero sin baile o aire.
El mundo es demasiado variado y complejo, pero todos debemos saber que es dominado por unos pocos, las élites económicas. La gente común tiene un impacto pequeño en las decisiones políticas. Tenemos muchos ejemplos contundentes de que el bombazo que ejercen estas economías y los grupos organizados que representan concentrados intereses empresariales en la política del gobierno es sustancial, mientras que los abundantes mortales tienen poca o ninguna influencia. Bueno gente, nos hemos “rifado” a estos grupos y somos dependientes de ellos, ahora más que nunca. ¿Tenemos salida? Creo que por ahora no, pero es bueno que ustedes lo sepan de antemano. Duele menos si te dan un beso antes….
Les comento, nuestra política económica esta “guiada” por CEO que, pareciera, representaron o representan intereses económicos propios y foráneos. Este es el motivo por el cual Mauricio metió Tweeter “el mundo confía en nosotros”.  Pero el problema es que la gente de carne y hueso de acá está comenzando a desconfiar un poco, parece. Me viene a la mente la frase -nunca aplicada, por cierto- que dice y enseña: “El secreto no es correr tras las mariposas, sino cuidar el jardín para que ellas vengan a ti”.
Ya hemos probado -aquí mismo- que nuestras palabras de campaña fueron todas incumplidas. Si, en complicidad con algunos grandes medios de comunicación, mentimos un poco para llegar. Ahora no jodan, permítanos mentir para seguir en el poder.  No he visto, por suerte, medio de comunicación masivo que exponga las alevosas falsedades de campaña que hicimos. Es por ello que, nuestro objetivo para no es informar, sino seguir manipulando. Lo del mundial se nos escapó de las manos, pero -repito- generaremos otros temas, nos nutrimos de recursos ilimitados en eso.
 
“Los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice”, escribía Mariano Moreno, en “Plan de Operaciones”. Por eso siempre es más sencillo y fácil decir lo que todos dicen. ¿Y dónde se encuentra esa verdad? En la realidad, mis amigos.
Queridos lectores, una desilusión no es otra cosa que aquella situación que nos permite salir del lugar incorrecto. El problema nacional es que, por ahora, no hay lugar para salir disparando. Enfrente está el pasado con sus fantasmas; y al futuro, con soberbio blindaje mediático y cortinas de humo, no lo vamos a dejar asomar. Por ahora, mi gente, no hay nada.
Misiones sigue siendo una isla y acá no podemos inflar el globo. Los de la onda amarilla estamos más desparramados que Argentina después del primer gol de Croacia. Pareciera ser que los UCR y nosotros nos abominamos mutuamente. Pero bueno, esto lo dejamos para otro día.
Como siempre, del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal es la reja.

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