Crece la polémica por el plan para sembrar 250 mil hectáreas de maíz transgénico en Misiones

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Después de que Economis revelara la intención del Gobierno nacional de sembrar 250 mil hectáreas de maíz transgénico en Misiones, la polémica no ha dejado de crecer. La ministra de Agricultura Familiar, Marta Ferreira, advirtió que “no hay conocimiento de todos los riesgos del uso de químicos” y cuestionó el plan que “seduce con la rentabilidad a corto plazo”.
Del otro lado, Gerónimo Lagier, el delegado de Agricultura Familiar de la Nación, se mostró sorprendido por el rechazo. “Es asombrosa la oposición, porque hace años se produce en Misiones. Hoy el productor misionero destruye suelo. Hay un paquete tecnológico disponible para hacer sustentable la cosecha de maíz. Quien lo está haciendo le va bien, falta mercado. Vayan a Santa Catarina y vean el bienestar de esos productores. Uno de cada 10 cerdos del mundo es de Brasil, cuatro de cada 10 pollos del mundo es de  Brasil. Acá tenemos capuera”, cuestionó.
En Cambiemos entienden que la negativa de la Provincia es más política que práctica. “La Nación no piensa plantar nada de maíz. En todo caso, lo podrán hacer los productores. Y transgénicos se plantan desde hace muchos años”, señaló un referente nacional.
En la misma línea, defendió la utilización de los herbicidas, ya que “los transgénicos consumen mucho menor cantidad de herbicidas o biocidas de cualquier tipo por hectárea plantada”. 
Del otro lado, la postura de Ferreira es firme: “Los transgénicos son incompatibles con la Soberanía Alimentaria” en la que trabaja Misiones desde hace varios años.
Ferreira rechazó el convenio firmado entre la Secretaría de Gobierno de Agroindustria de la Nación y la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), que impulsa la producción de maíz modificado genéticamente, puesto que “atenta contra el esfuerzo de los agricultores que buscan darle valor a técnicas agroecológicas, cuidando del suelo (organismo vivo), la biodiversidad y el ser humano, a los fines de garantizar producciones saludables para todos. Y atenta contra las políticas provinciales para el sector establecido en las Leyes de Agricultura Familiar y la ley de fomento a la Producción Agroecologica”.
En este sentido, Ferreira indicó que durante años se ha trabajado en el resguardo de maíces criollos y Avachi Mbyá, y expresó: “Vamos a continuar trabajando en los bancos de semilla, rescatando las variedades que están adaptadas a nuestra suelo y  trabajando en el proceso de mejoramiento de las condiciones de producción y conservación de las mismas para garantizar la seguridad y la Soberanía Alimentaria”.
Y concluyó: “Para lograr la Soberanía Alimentaria, las semillas criollas y nativas son esenciales. Sin ellas, sería muy difícil poder continuar dando pasos acertados hacia nuestra independencia alimentaria. Las Semillas nativas y criollas son además, esenciales para la conservación de nuestra biodiversidad”.
 
La réplica de Nación
Un documento firmado por Gerónimo Lagier revela que desde la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación han recibido con asombro y preocupación las declaraciones de la Secretaria de Agricultura Familiar de Misiones, por “el desconocimiento que suponen de la realidad misionera”.
“En Misiones se cultivan maíces híbridos y transgénicos desde hace años. Lo hacen productores de distinto porte, repartidos por toda la provincia. Desde Rosamonte en sus campos del sur provincial hasta una significativa cantidad de pequeños productores de la zona del Alto Uruguay, San Pedro, Pozo Azul, Wanda, San Antonio y Andresito. Inclusive, el Ministerio del Agro y la Producción de Misiones, a través de sus técnicos y con fondos provenientes de préstamos internacionales en el programa PISEAR, ha propiciado la expansión del cultivo de maíces de alta productividad en el oriente provincial. En el mismo sentido ha obrado el Ministerio provincial al proponer, aprobar y ejecutar, con fondos de reconversión dentro del Fondo Especial del Tabaco, la entrega de secadoras de granos, tractores e implementos de laboreo, siembra y aplicación de agroquímicos”, enumeró Lagier.
Para el funcionario, “el cultivo de maíces híbridos o transgénicos en nuestra provincia no requiere de trámites o autorizaciones especiales, ni evaluaciones de impacto ambiental, ni está sujeto a otra voluntad que la de los productores que deciden comprar esa semilla y llevar adelante esos cultivos. El Estado Nacional no siembra maíz en Misiones. Lo hacen y lo seguirán haciendo los productores, en la medida en que quieran hacerlo”.
“Desde la Nación se está proponiendo un modelo de desarrollo territorial y económico que permita recuperar la rentabilidad para el agricultor misionero. La falta de rentabilidad en el sector agropecuario provincial es lo que ha ocasionado el desastre de tener casi medio millón de hectáreas cultivables en abandono, sin uso alguno. Son los propios productores que, ante la nula rentabilidad, dejan de explotarlas. Eso, en una provincia que posee índices de pobreza de los más altos del país, es directamente un crimen. El agro misionero está por esta razón expulsando colonos de sus chacras todos los días. Sólo van quedando los más viejos. Los jóvenes se van a las ciudades y muchos terminan viviendo sólo de planes, sin trabajo y hasta en condiciones de indignidad, mendigando a las autoridades locales el acceso a una vivienda o a un terreno.
“La propuesta de la Nación es incentivar el desarrollo de un modelo agronómico de alta productividad, teniendo en cuenta que el maíz es un producto con un mercado cierto, tanto en nuestra provincia como en Brasil, muy cerca de nuestra frontera. Y adonde se puede llegar a precios muy competitivos. Producir maíces de alto rendimiento en Misiones puede generar múltiples beneficios. Es necesario contar con alimento balanceado a precios competitivos para producir localmente pollos, cerdo y leche, y reemplazar lo que compramos los misioneros al resto del país, por productos que ocupen mano de obra local. Además, si la capuera deja lugar a la agricultura de alto rendimiento, Misiones puede llegar a recibir, sólo por la exportación de maíz, más de 200 millones de dólares anuales que hoy no ingresan a la economía provincial. Y ello sin tener en cuenta el factor multiplicador que tiene dicho ingreso sobre la economía de los servicios relacionados con su producción, comercialización y transporte, a lo que se suman los impuestos que se perciben y su factor redistributivo”, agrega Lagier.
“Creemos que el Estado no debe decidir qué se produce y qué no, sino que debe generar las condiciones para que los colonos decidan libremente el camino que consideren que es mejor para su bolsillo. Estamos proponiendo una visión de desarrollo que requiere de diálogo y trabajo conjunto. Esperamos que desde la Secretaría de Agricultura Familiar de la provincia revean su postura de rechazo y se avengan a trabajar en el tema en conjunto con la Nación, con el objetivo de hacer lo mejor para todos los misioneros”, cuestiona Lagier.
En todo el documento no hizo una sola mención a los agroquímicos necesarios para acelerar la producción transgénica. Ese es el punto en discusión y que ha desatado una andanada de críticas de organizaciones ambientales y ecologistas.

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