Brasil vota entre la ultraderecha de Bolsonaro y la izquierda de Haddad
Más de 147 millones de brasileños están habilitados para ir a las urnas este domingo y poder elegir al nuevo presidente, 513 diputados federales, 54 senadores, los gobernadores y asambleas de los 27 estados y el Distrito Federal.
El sucesor de Temer (del PMDB) surgirá de una serie de candidatos entre los cuales encabeza las preferencias el ultraderechista y ex capitán del Ejército Jair Bolsonaro (Partido Social Lliberal, PSL), seguido por el “delfín” de Lula da Silva, el ex alcalde de San Pablo Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores, PT), quienes, a su vez, tienen los mayores índices de desaprobación en los sondeos, 44% y 38%, respectivamente.
Bolsonaro ha generado una relación amor-odio en el electorado con declaraciones racistas, xenófobas y de reivindicación de la última dictadura militar brasileña.
Además de Bolsonaro y Haddad, los electores brasileños podrán elegir entre varios candidatos como el laborista Ciro Gomes (PDT), tercero en las encuestas, el socialdemócrata Geraldo Alckmin (PSDB) y la ambientalista Marina Silva (REDE).
También se postulan a la Presidencia Guilherme Boulos (PSOL) y Alvaro Dias (PODE), ambos de centroderecha.
Bolsonaro tiene el 35% de intenciones de voto seguido por Fernando Haddad, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) con el 22% y con el 11% está Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista, según la última encuesta de Datafolha.
También se elegirán dos tercios de los 81 miembros del Senado federal, 513 miembros de la Cámara de Diputados, así como gobernadores y vicegobernadores.
Para que un candidato acceda a la Presidencia en la primera vuelta deberá obtener más del 50 por ciento de los votos, lo cual, a la luz de las últimas encuestas, parece difícil y todo apunta a que la elección se defina en un balotaje que se celebrará el 28 de octubre.
Haddad, afirmó hoy que Bolsonaro está apelando al “voto útil” debido a que sabe que será derrotado en un posible balotaje.
“El otro lado está desesperado porque ellos saben que si Bolsonaro es obligado a participar en debates (para la segunda vuelta), su liderazgo va a derretirse”, afirmó Haddad en un video que publicó en sus redes sociales en vísperas de las elecciones.
El sucesor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del PT respondió de esa forma a la petición hecha el viernes por Bolsonaro para que el “voto útil” de los electores de candidatos ya sin opciones en los sondeos le ayude a ser elegido presidente el domingo sin necesidad de disputar una segunda vuelta.
El Lula ausente hizo su apuesta por el carisma personal y principalmente por la memoria de los brasileños beneficiados por sus dos mandatos presidenciales (2003-2010). Y la apuesta resultó: Haddad, virtualmente desconocido por la inmensa mayoría del electorado, se transformó en un candidato viable y con altas posibilidades de victoria en la segunda vuelta. Más que cualquier otra cosa, Lula logró derrotar el golpe institucional que destituyó, en 2016, a la presidenta Dilma Rousseff, y cuyo objetivo principal era precisamente impedir que él volviese al poder. La trama involucraba todas las instancias del Poder Judicial, más el Ministerio Público, y con pleno y decisivo respaldo de los medios hegemónicos de comunicación. Pretendía eliminar a Lula del escenario político brasileño y sepultar su Partido de los Trabajadores.
Ausente, encerrado en una celda, Lula fue una presencia decisiva en esa primera vuelta electoral que termina hoy.