Apuntes sobre la crisis: recuerdos de 2001

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Aunque pasaron casi dos décadas, la crisis económica que experimentó el país en el año 2001 sigue muy latente en la memoria de todos los argentinos: los recuerdos del corralito, los cacerolazos, los saqueos, cinco presidentes en tres semanas y frases como “el que depositó dólares, recibirá dólares” nos llevan automáticamente a un viaje al pasado, a ese diciembre fatídico que nadie quiere repetir. Es que no es para menos, esa crisis económica fue la más grave de la historia argentina y una de las más grandes que haya experimentado un país en el mundo entero, solamente comparable con la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos. El PBI per cápita cayó 22%, la tasa de desempleo alcanzó el 21,5% y la pobreza superó al 55% de la población y el default de deuda más grande de la historia.

Por todos estos motivos y ante la actual coyuntura económica, es lógico preguntarse: ¿el país volverá a sufrir una nueva crisis como la del 2001? Es por eso, que en esta oportunidad, quiero realizar una comparativa entre la crisis actual y lo que sucedió en 2001:

La crisis de 2001…

Lo primero que hay que decir es que no se puede explicar la crisis del 2001 sin hablar del Plan de Convertibilidad. Este programa se puso en marcha en Argentina en 1991, en la presidencia de Menem y con Cavallo a la cabeza del Ministerio de Economía. Se buscaba dar solución a los problemas económicos que Argentina venía acarreando hacía más de una década, la recesión económica y la hiperinflación. Los principales puntos de este plan eran los siguientes:

  1. Convertibilidad del tipo de cambio de un peso por dólar fijada por ley;
  2. El Banco Central no podía financiar al Tesoro, sólo podía emitir pesos para comprar;
  3. Independencia del Banco Central del Poder Ejecutivo;
  4. Reducción del déficit fiscal a través de profundas reformas del Estado y de las privatizaciones.
  5. Liberalización del mercado de capitales que facilitaba la llegada de la inversión extranjera.

Hay que reconocer que estas medidas tuvieron mucho éxito: La Argentina mantuvo el crecimiento económico por casi una década y los problemas de inflación habían desaparecido. Pero… no todo era color de rosa, la Convertibilidad tenía sus debilidades, las cuales nadie quería ver y que terminarían gestando la peor crisis de la historia:

  • Un tipo de cambio fijo, que no permitía devaluar la moneda para corregir desequilibrios externos;
  • Un mercado de capitales no regulado, que nos dejaban a merced de los capitales especulativos;
  • Un sistema bancario bimonetario y muy dolarizado (una moneda que no emite el país);
  • Un Banco Central con manos atadas, que sólo podía emitir pesos para comprar divisas: una medida muy buena para frenar el financiamiento del Estado a través de la maquinita, pero que no le permitía al Banco Central darle liquidez a la economía y respaldar a los bancos comerciales ante corridas bancarias.
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Todas las cuestiones anteriores, sumadas a un contexto internacional desfavorable: muchas crisis en países emergentes (México 1994, países asiáticos 1997, Rusia 1998, Brasil 1999, Turquía 2000) que hacían que los capitales especulativos huyan, llevandose su dinero a mercados de menor riesgo (que con un cambio fijo de un peso a un dólar hizo que drenen las Reservas del Banco Central), sumado al aumento de las tasas de interés de Estados Unidos, la caída en los precios de los comodities, la pérdida de competitividad de Argentina en los mercados internacionales (con 1 peso = 1 dólar, éramos muy caros para el resto del mundo), un déficit fiscal que, si bien no era muy grande, agravaba la situación y el creciente endeudamiento externo para cubrir ese déficit y para recomponer reservas hicieron de la economía argentina un bomba de alta potencia. 

Todo esta situación sumada a un gobierno que no quería asumir el fracaso de la Convertibilidad y que trató de sostenerla en el tiempo, cuando todos ya sabían que era insostenible, fueron la antesala de terrible historia que ya conocemos.

La crisis actual…

Luego analizar los componentes de la crisis del 2001, podemos deducir que las condiciones actuales no son las mismas, sobre todo porque no estamos bajo un régimen de Convertibilidad con un tipo de cambio fijo, pero sí la economía comenzó a sufrir ciertos problemas, los cuales vamos a dividirlos en dos etapas: aquellos que comenzaron a surgir en la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y los que agravaron la situación a partir de la presidencia de Mauricio Macri:

Primera etapa:

Los problemas en la economía argentina comenzaron a mostrar síntomas leves a partir del 2010, aproximadamente. ¿El gran culpable? El sector externo con la complicidad de algunos desajustes internos:

  • Caen los precios internacionales de los comodities, lo que genera una entrada menor de dólares que de a poco fue socavando el superávit comercial que tenía el país;
  • El elevado gasto público que fue llevando al déficit de las cuentas fiscales;
  • Financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria que, de a poco fue soltando al monstruo de la inflación.

Todos estos problemas fueron muy recurrentes a lo largo de la historia argentina, sobre todo en la década de los 60, que generaban las famosas crisis de balanza de pagos o también conocidas en la literatura económica como “Stop and go”. 

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Estas crisis se suelen corregir con una devaluación que le permita al país recuperar competitividad externa, pero es una medida que los gobiernos no quieren tomar porque hace caer el salario real y además acelera la inflación. Entonces la solución temporal fue el cepo cambiario, control de precios y limitación de las importaciones (medidas en sintonía con el pensamiento heterodoxo).

Segunda etapa:

Con la llegada al gobierno de Mauricio Macri se apuntó a corregir los problemas económicos con medidas más ortodoxas: ajustes para reducir el déficit público  y sinceramiento de tarifas (esto afectó fuertemente la inflación), liberalización del mercado financiero para atraer inversiones y así reactivar la economía y tratar de controlar la inflación con metas de inflación (que no se pudieron cumplir) y luego, a través de la suba de tasas de interés que pretendían “secar la plaza” y enfriar la economía.

Como sabemos, nada de esto funcionó y en lugar de solucionar el problema lo agravó: la liberación del mercado de capitales, sumado a las altas tasas de interés que sólo lograron atraer capitales especulativos que, ante la desconfianza en la economía Argentina huyeron del país, llevándose nuestras reservas (y nos dejaron la deuda externa), devaluando el peso y agudizando la inflación. Esto último hizo que se deteriore el salario real y que más del 30% de la población esté por debajo de la línea de pobreza, además la actividad económica sigue cayendo y el desempleo se sigue incrementando. 

A continuación se presenta un cuadro con los indicadores económicos más relevantes, con el fin de comparar ambos períodos.

Indicadores Económicos Comparados:

Conclusión:

La crisis actual es muy diferente a la del 2001, la cual tuvo una trama mucho más compleja con las crisis externas con un rol desestabilizador preponderante. Sobre todo, porque el Banco Central tiene muchas más herramientas para actuar.

Se supone a priori, que la coyuntura actual debería haber tenido soluciones mucho más simples, sin embargo, las malas decisiones de política económica hicieron que una crisis de balanza de pagos se convirtiera en una crisis macrofinanciera mucho más fuerte cuando quedamos a la deriva de los capitales especulativos, una gran deuda, un déficit fiscal sin control y un espiral inflacionario difícil de frenar.


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